El nuevo motor Mazda e-Skyactiv D de emisiones ultrarreducidas

En plena era eléctrica, Mazda desafía las reglas del mercado con la llegada del Mazda CX-60 e-Skyactiv D. Un motor diésel de seis cilindros en línea turboalimentado de 3.3 litros, algo impensable en la actual industria. Además, cuenta con inyección directa controlada de forma electrónica mediante un sistema common rail.

El gran secreto de este nuevo Mazda se esconde bajo el capó. Tomando como punto de partida el antiguo bloque 2.2, los ingenieros han aumentado la cilindrada hasta convertirlo en una verdadera joya de la ingeniería motriz, que incorpora una tecnología de combustión innovadora que hace de él uno de los motores diésel más limpios del mundo.

La nueva unidad se ha dimensionado cuidadosamente, optimizando cilindrara para mejorar tanto la eficiencia de entrega de par como los consumos. Se presenta en dos versiones de potencia: 200Cv/147 kW con tracción trasera y 254 Cv/187 kW con tracción integral Mazda i-Activ AWD.

Sistema híbrido

Este nuevo motor diésel se complementará con el sistema híbrido ligero Mazda M Hybrid Boost de 48 V, para ofrecer unas prestaciones excelentes y un consumo de combustible muy ajustado. Para mejorar la eficiencia del motor, las emisiones y los consumos, se ha adoptado una novedosa tecnología de combustión altamente innovadora, denominada DCPCI (Distribution-Controlled Partially Premixed Compression Ignition, o encendido por compresión controlado por la distribución con premezcla parcial). Estas dos tecnologías contribuyen de forma notable a la extraordinaria autonomía del Mazda CX-60, la sensación de potencia que transmite y sus bajas cifras de consumo y emisiones.

Por primera vez en la compañía, la tecnología Mazda M Hybrid Boost de Mazda se incluye en los dos Mazda CX-60 con motor de seis cilindros en línea. Cuando se combina con el motor diésel e-Skyactiv D, el sistema no sólo aumenta el ahorro de combustible, sino que también mejora el comportamiento medioambiental utilizando la energía recuperada durante la marcha por inercia o la desaceleración del vehículo para ayudar al motor de combustión interna en los momentos de menor eficiencia, como las cargas ligeras y las velocidades bajas. Durante la marcha por inercia (modo vela), el motor de combustión interna se desacopla de la cadena cinemática, lo que minimiza las pérdidas de energía y permite una regeneración máxima.

La arquitectura de seis cilindros en línea produce menos vibraciones ya que, de forma inherente, ofrece un "equilibrio perfecto", haciendo así que la conducción resulte suave y silenciosa. Gracias a su elevada entrega de par, el Mazda CX-60 equipado con este motor puede manejar sin dificultad un remolque de 2.500 kg. Además, como la estructura del motor es más sencilla, su peso es similar al del motor diésel de cuatro cilindros 2.2 Mazda Skyactiv D, lo que minimiza las diferencias de peso durante la conducción. Para que esta capacidad sea posible, Mazda ha mejorado la refrigeración del motor. Concretamente, ha aumentado la superficie del radiador y ha añadido un segundo radiador lateral. Los radiadores tienen una estructura en dos niveles: un nivel enfría agua a alta temperatura y el otro agua a baja temperatura.

Reducción de emisiones

El lanzamiento del Mazda CX-60 representa otro paso importante en la reducción de las emisiones de la flota de Mazda, que tendrá emisiones de carbono totalmente neutras en 2050. A finales de año, la marca tiene previsto lanzar el nuevo modelo Mazda CX-80 —más grande que el Mazda CX-60—, con tres filas de asientos.

Hay que destacar, también un sistema híbrido con pegatina ECO que no tiene nada que ver con el resto de los competidores. En otros coches, el sistema MHEV de 48 voltios apenas hace nada. Sin embargo, Mazda sí que ha conseguido presentar un esquema con un motor eléctrico con 153 Nm de par y una batería de apenas 0,33 kWh de capacidad.

La compañía ha hecho que el motor diésel llegue a apagarse por completo cuando no se requiere su presencia. Una vez más el efecto más notable es el descenso exagerado de los consumos. El sistema es tan avanzado que incluso con el pedal del acelerador ligeramente pisado el motor se apaga.

La ayuda adicional del sistema Mazda M Hybrid Boost aumenta la suavidad durante los cambios de transmisión. El sistema híbrido asiste sin problemas al motor de combustión interna, contribuyendo a la evolución de la experiencia de conducción del Jinba Ittai, la filosofía en la que la compañía basa sus diseños en "una conexión instintiva entre un caballo y su jinete" para generar una sinergia "entre el conductor y su vehículo".

Nueva arquitectura

En el nuevo Mazda CX-60 se ha empleado la Arquitectura escalable multisolución Skyactiv de Mazda (Skyactiv Multi- Solution Scalable Architecture) con motorizaciones longitudinales. Esta solución abre la puerta a avances adicionales en la electrificación y permite que todos los modelos cumplan la normativa medioambiental: tanto los de gasolina y diésel de nuevo desarrollo con seis cilindros en línea y M Hybrid Boost, como los híbridos enchufables PHEV.

Este formato de motor longitudinal del Mazda CX-60 aporta una serie de ventajas. La primera de ellas es que permite montar motores y baterías de diferentes tamaños con una misma disposición, tanto en las versiones híbridas ligeras como en el híbrido enchufable, no viéndose afectado nunca la capacidad del maletero. Y la segunda, que el motor de combustión, el motor eléctrico y la transmisión se encuentran en el mismo eje.

Elaborado por los maestros Takumi, el nuevo Mazda CX-60 representa todo lo que distingue a la compañía durante más de 100 años de historia. La nueva arquitectura junto con las nuevas tecnologías centradas en el conductor puede incorporar tracción a las cuatro ruedas para ofrecer una conducción deportiva inmejorable.

REALIZADO POR ECOBRANDS

Este contenido ha sido elaborado por EcoBrands, unidad de Brand Content de elEconomista.es para Mazda.