Banca y finanzas

La banca extranjera huye de España: recorta a la mitad la plantilla en la crisis

  • El número de trabajadores mermó en 2016 otro 8,4%, hasta 8.500
<i>Foto: Reuters</i>.

Fernando Tadeo

La banca extranjera prosigue con su proceso de ajuste en España, un mercado donde salvo excepciones puntuales o en nichos de negocio, como las operaciones corporativas, no ha logrado conseguir un relevante papel. Desde el principio de la crisis las entidades foráneas han recortado su volumen de trabajadores a la mitad, pasando de los 17.250 en 2008 a los 8.600 a finales del ejercicio pasado. En 2016 la reestructuración fue de casi 800 empleados, lo que supuso un descenso del 8,4%.

El repliegue de los grupos financieros del exterior en nuestro país está siendo mas intenso que el ajuste de estructura que están llevando a cabo los bancos nacionales, por lo que el peso de los primeros ha descendido drásticamente. En términos de empleo, la banca extranjera apenas genera el 4,5% del total frente al 6,36% de hace ocho ejercicios.

Las entidades españolas han podido mejorar su posición en este proceso, a pesar de que han llevado a cabo expedientes de regulación y prejubilaciones que han recortado la base del conjunto de trabajadores del sistema en un 30%. El sector, en general, ha destruido ya 81.575 puestos de trabajo y se espera que en los próximos años la cifra aumente como consecuencia de una nueva oleada de fusiones, la necesidad de ahorro de costes para elevar la rentabilidad y la imparable revolución digital que ya ha dado comienzo.

En estos años, algunos bancos nacionales han aprovechado la marcha de sus rivales foráneos para crecer y aumentar su base de negocio y clientes con la compra de determinadas actividades. Así, por ejemplo, CaixaBank se ha hecho con el segmento minorista de Barclays, el Popular con las tarjetas de Citibank y de Barclays, el Sabadell con Lloyds y el Santander con General Electric.

Deutsche Bank, en venta

Los grupos extranjeros, como una parte importante de españoles, ha tenido que hacer frente a lo largo de la crisis de sustanciales recortes para sanearse y con la obligación de abandonar determinados mercados. Este proceso continúa y la práctica totalidad de entidades de otros países operan en España en negocios especializados, como banca de inversión, donde son una referencia, y para altos patrimonios. Sólo Deutsche Bank cuenta con una red de sucursales y una actividad minorista de cierta relevancia, aunque en la actualidad el gigante alemán busca comprador para su franquicia, e ING, que año tras año aumenta el volumen de clientes a través de su modelo por Internet y por el móvil.

De hecho, el banco naranja es uno de las pocas entidades extranjeras que ha aumentado su plantilla en nuestro país para atender la actividad. En concreto, desde 2008 el número de trabajadores de ING se ha elevado un 40%, hasta casi 1.200.

El repliegue de 2016, en buena parte, se debió a la venta de las tarjetas de Barclays al Popular y a la reestructuración que llevó a cabo el portugués Novo Banco, en virtud de los acuerdos de su plan de saneamiento tras recibir ayudas públicas. El luso redujo el año pasado su personal un 34%, hasta 275 trabajadores.

La situación, en principio, sólo se dará la vuelta si algunos grupos finalmente traen algunas de las operaciones que realizan ahora desde Londres, como consecuencia del Brexit. No se descarta que muevan algunos negocios y personal a Madrid, pero la mayor parte de los trasvases se dirigen a Dublín (Irlanda) y Fráncfort (Alemania), donde se encuentra la sede del BCE.

Ahora bien, nuestro mercado en estos últimos ocho años ha atraído también a varios bancos extranjeros, aunque su presencia aún es muy reducida. Entre ellos destaca el latinoamericano Pichincha, que aterrizó en 2010 para dar servicio a la comunidad de ecuatorianos, y el chino ICBC, la entidad más grande del mundo, que aterrizó en 2011 con acto multitudinario al que acudieron entre otros la entonce ministra de Economía, Elena Salgado.