Banca y finanzas

La expectativa de subidas de tipos ya comienza a pasar factura a la banca

  • El sector debe reclasificar su deuda para evitar minusvalías contables
<i>Foto: Archivo</i>

Eva Contreras

La ansiada subida de tipos que debe empujar la famélica rentabilidad de la banca ha traído, sin embargo, un desafío añadido susceptible de costarle recursos en su primer impacto. Y es que la deuda soberana, que inunda sus balances, cotiza ya con descensos en su valoración ante la anunciada retirada de estímulos por parte del Banco Central Europeo (BCE), mientras que el tipo de interés llamado a empujar las cuentas permanece hundido a cero. Según un estudio de Analistas Financieros Internacionales (Afi), más de la mitad de la cartera de renta fija de las entidades significativas se encuentra "expuesta a variaciones en el precio, con el consiguiente impacto en solvencia y/o cuenta de resultados" y llega al 70% cuando se incluyen los bonos anotados en cartera de negociación.

Que el impacto sea mayor o menor depende de cómo mantengan clasificado el portfolio: es decir, la depreciación en títulos contabilizados en cartera de negociación es minusvalía directa repercutible en resultados, y en aquellos disponibles para la venta impacta en la solvencia. Solo tienen un efecto neutro en el cajón de a vencimiento, razón que, según Afi, está conduciendo a "muchas entidades" a reclasificar la exposición para "mitigar los efectos negativos en el cambio de valor de los bonos". Aún así, la hucha con los títulos a vencimiento -aquellos donde los altibajos de los precios no afectan- suponía solo un 19% de la renta fija a finales del pasado ejercicio.

La depreciación de los títulos merma además, según avisa Afi, la capacidad del sector para aflorar plusvalías enajenándolas -vía Rof, o en operaciones financieras-. La situación es particularmente desafiante para las entidades españolas. A cierre del pasado ejercicio, el valor de su renta fija equivalía al 8,9% del balance; solo superada por el 10,8% de las entidades italianas y frente al 4,3% de la alemana o el 2,8% de la francesa. El motivo es la fruición con que la banca acopió bonos soberanos desde 2008. En plena explosión de la crisis y ante la dificultad para ir a los mercados se generalizó el carry trade: las entidades pedían dinero al Banco Central Europeo (BCE) a precios irrisorios y lo invertían en bonos del Tesoro, que con los ataques a la deuda en España marcaban rentabilidades récord. Cuando el mercado se abrió a las emisiones aún se amasaba deuda para recurrir a la cada vez más barata ventanilla del BCE y en los últimos años su venta, con jugosas plusvalías, ayudó a amortiguar el abrupto estrechamiento de los márgenes por culpa de la política monetaria de tipos cero.

Según un informe del Banco de España, el peso de la deuda soberana sobre la cartera de renta fija pasó así desde el 38% al 71% entre 2007 y 2016. Un análisis de Fitch cifra en 310.000 millones de euros solo la exposición en deuda soberana en la banca española, similar a los 365.000 millones estimados para el sector francés y los 440.000 millones en el alemán.