Amado Franco: el defensor del modelo de las cajas de ahorro que deja una Ibercaja sólida e independiente
- La entidad ha triplicado su negocio sin ayudas durante su presidencia
Fernando Tadeo
Amado Franco ha cerrado la pista de su carrera profesional. El presidente de Ibercaja ha dado por concluidos sus 30 años al frente de la entidad aragonesa y lo hace con la cabeza alta. La semana pasada renunció a su cargo. Y lo hizo sin presiones externas ni internas, algo extraño en el sector en los últimos tiempos.
Este economista, de 71 años de edad, se va con la cabeza alta por haber mantenido la solidez e independencia de Ibercaja. Supo tomar las medidas adecuadas y anticiparse al descenso pronunciado de la montaña crediticia del boom inmobiliario, que provocó abruptas caídas a buena parte de las entidades.
Aunque también lo hace con un enorme pesar, el de haber tenido que transformar el organismo en un banco por imperativo legal tras la rescate al sistema financiero español. Franco era y es uno de los defensores acérrimos del modelo de las antiguas cajas de ahorros. Quizás uno de los pocos que quedan. Creía y cree firmemente en ese tipo de entidades vinculadas con su territorio y la sociedad. Por eso intentó acceder a la presidencia de la patronal CECA en 2010, en un momento en que la crisis había puesto en entredicho el estatus especial de este subsector.
Dialogante y cercano
De carácter dialogante y cercano en el trato, consiguió ganarse el favor y el respeto de empresarios, políticos y trabajadores. Hoy nadie pone en duda su labor al frente de una entidad que no solo ha capeado con cierta soltura el mayor crack financiero de la historia, sino que ha aprovechado las oportunidades para salir reforzado de este periodo de fuertes turbulencias, como la adquisición de Caja 3 en 2013.
Franco fue sobre todo un gestor. Comenzó hace 47 años a trabajar en Ibercaja tras ganar unas oposiciones. Entonces se incorporó al equipo del departamento Servicio de Estudios. Poco a poco fue escalando posiciones en el organigrama de la entidad hasta alcanzar la dirección general en 1987. Desde aquel año ha sido el máximo responsable de la institución, ya que entonces la presidencia no tenía carácter ejecutivo. Hecho que cambió en 2004, cuando él sustituyó en el cargo a Manuel Pizarro. En 2011, tras la separación de la actividad financiera de la Fundación, compatibilizó la presidencia de ambas organizaciones, hasta que el pasado año, tras la entrada en vigor de la nueva ley de cajas, decidió ocupar únicamente el cargo en el banco.
A partir de ahora se mantendrá ligado al grupo aragonés, ya que será presidente de honor del banco. Pero tendrá mucho más tiempo para dedicarse a sus otras dos pasiones: su familia y, especialmente, sus nietos, y el esquí. Como asegura él mismo, podrá practicar este deporte los martes, que "nada tiene que ver con los fines de semanas".
Prudencia como principio
Durante su mandato, la caja ha mantenido siempre una estrategia de prudencia. De hecho, en la época de la burbuja, la entidad inició una lenta y segura expansión por distintas Comunidades Autónomas para dejar de ser una caja regional. También creó una importante filial dedicada a la actividad de fondos de inversión, de pensiones y seguros. En la actualidad, esta franquicia es una de las diez más importantes del país por volumen de activos gestionados.
Asimismo, fue riguroso en las inversiones que realizaba -a diferencia de otros competidores, donde la influencia de los políticos fue su losa- y frenó a tiempo el negocio inmobiliario, lo que ha supuesto a la larga un auténtico éxito. Es una de las cuatro cajas de ahorros de las 45 que existían en 2008 que ha podido sobrevivir sin ayudas públicas directas.
Octavo banco por tamaño de España
Esa prudencia, eso sí, no ha impedido que Ibercaja haya incrementado su tamaño. Desde 2004, cuando Franco accedió a la presidencia, la entidad ha triplicado el volumen de negocio y ha más que duplicado el número de oficinas y empleados. Hoy es el octavo banco por tamaño de España.
Gracias a su trabajo, hoy Aragón es una de las pocas comunidades que puede presumir de tener una entidad con relevante arraigo, capaz de seguir apoyando los proyectos empresariales, culturales y sociales que surjan. Durante la gestión de Amado Franco, Ibercaja financió importantes planes para el desarrollo de la región, como Aramón -la red de pistas de esquí, entre las que sobresale Formigal-; la adquisición de terrenos en Zaragoza que apuntalaron la candidatura ganadora de la Expo 2008; y el despegue de los vinos Somontano.
Aragón como bandera
Asimismo, ha estado presente en multitud de instituciones, tanto empresariales como sin ánimo de lucro. En la actualidad, además de ser vicepresidente de la patronal CECA y presidente de la aseguradora Caser, es vocal de las fundaciones Princesa de Girona y Santa María de Albarracín.
A lo largo de su trayectoria profesional ha sido miembro de los órganos rectores del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), Endesa Gas, Altadis, Aguas de la Cuenca del Ebro y diferentes sociedades internacionales del mundo financiero. Una trayectoria que ha sido reconocida con la concesión de distinciones, tales como Máster de Oro de Asociación Fórum de Alta Dirección o la medalla Pro Mérito del Consejo de Europa, además de ser hijo predilecto de Zaragoza.