El FMI urge a fusiones porque el 15% de la banca europea "no es viable"
Eva Contreras, Cristina Triana
Viñals alerta de la insuficiente rentabilidad del 40% de las entidades financieras
Fusiones, fuertes desinversiones de activos improductivos, replanteamientos del modelo de negocio y ajustes. La banca europea parece abocada a una reconversión para salir, si no airosa, al menos superviviente de una tormenta sin precedentes conformada por la nefasta coincidencia de un enfriamiento económico, con tipos negativos, demasiados activos tóxicos y el colchón de extraordinarios casi esquilmando tras ocho años de crisis.
A ojos de las autoridades con influencia en el sector -BCE, Mecanismo Único de Supervisión (Mus) o las EBA (autoridad bancaria europea, por sus siglas en inglés)- el camino pasa, inexorablamente, por acomodar la estructura a una menor tarta de negocio, es decir, emprender fusiones. El último en instarlo fue ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI). Su director financiero del departamento de asuntos monetarios y mercados capitales, José Viñals, cree que la incapacidad de los bancos para obtener rentabilidad impulsará las integraciones en la zona euro.
En la XXXII Reunión del Círculo de Economía', Viñals explicó que uno de los hándicaps de la economía de la zona euro es la situación de su banca. Según cálculos del FMI, hasta un 30 por ciento de los activos no son capaces de generar rentabilidad a las entidades. "Hay demasiados bancos y demasiado débiles", subrayó y auguró que algunos "deben acometer ajustes muy difíciles en su modelo de negocio".
Un tercio de los activos resta
A juicio del que fuera subgobernador del Banco de España y miembro del BCE antes de recalar en el FMI, queda por delante un inevitable proceso de reestructuración, especialmente en Europa, porque el 40 por ciento de los bancos no se han adaptado al nuevo entorno ni regulatorio ni de competencia. Confía en que una parte importante pueda transformase, pero reconoció que un 15 por ciento no es viable.
Como han repetido, casi como un matra en los últimos tiempos, altos responsables de organismo supervisores en España y Europa, Viñals sostiene que las fusiones son una cuenta pendiente y augó integraciones transfronterizas. Días atrás lo hacía en Madrid, Danièle Nouy, presidenta del Mecanismo Supervisor Único que este año ha puesto el foco en escrutar la viabilidad de los modelos de negocio y depurar la excesiva carga de morosidad.
La dura encrucijada a la que se enfrenta el sector ha hecho estallar un nada habitual cruce de reproches donde la banca acusa al BCE de ponerles al límite con los tipos negativos y el supervisor defiende que son necesarios para reactivar una economía de la que dependen y les mantiene a raya la mora dando oxígeno a clientes endeudados.
Al margen de disputas la realidad es tozuda. Con la menguante demanda de créditos y un escenario donde no se espera que el euríbor vuelva a subir en, al menos dos años, los ingresos están en caída libre y erosiona la imprescindible rentabilidad. El rendimiento sobre recursos propios (Roe) es del 4,4 por ciento de media en la banca europea -del 6,5 por ciento en la española-, insuficiente cuando el coste de capital roza el 8 y muy alejados de los dos dígitos precrisis. Esta situación coloca al sector entre la espada y la pared, ya que está obligado a captar fondos propios para cubrir los ascendentes requisitos regulatorios de solvencia, pero ni el negocio da para sufragar tal esfuerzo y casi ahuyenta al inversor.
El margen para revertirlo es limitado. Los seguros, fondos o planes de pensiones se han colado en las prioridades estratégicas porque aportan comisiones y las entidades han comenzado a cobrar por ciertos servicios.La apuesta es arriesgada porque incomoda a un cliente acostumbrado a recibirlos gratis y la contratación de los primeros productos depende de una demanda aún insuficiente.
La espiral bajista de los tipos juega en contra. Según Afi, la banca española ha perdido el 70 por ciento de los ingresos financieros desde 2008 con el desplome del euríbor y la retirada de las cláusulas suelo hipotecarias. Y, a pesar del nuevo réstamo, el negocio crediticio se achica día a día -en España han desaparecido 600.000 millones o casi un tercio de la cartera de 2008-.
La posibililidad de acudir a la ventanilla del BCE a tomar dinero gratis y rentabilizarlo es mínima por ese insuficiente crédito y con los rendimientos de la renta fija a ras de suelo. También se agotan otros cajones: la mayoría ha monetizado gestoras inmobiliarias, negocios de tarjetas e incluso de seguros. La posibilidad de abaratar el depósito está igualmente al límite -en España se ofrece un 0,29 por ciento por el dinero fresco y el 0,6 en Europa-. Por otro lado la alta carga de morosidad e inmuebles adjudicados consume recursos sin aportar nada.
Guerra por el negocio
La difícil situación alienta además una guerra por el escaso negocio, con precios a la baja que ahondan el deterioro de márgenes, entre entidades tradicionales y, cada vez más rivales llegados del mundo fintech y la banca en la sombra. Un cóctel que está empujando a las entidades a buscar, vía ahorros, lo que no logran con generación de ingresos con otra vuelta de tuerca en cierres de sucursales y despidos. Si el panorama se perpetúa demasiado tiempo hará realidad las fusiones. España ha sufrido un intenso proceso de consolidación, reduciendo un censo de 60 entidades a una docena, pero Europa se encuentra sumamente fragmentada, con más de 5.000 entidades.