Banca y finanzas

Desde bizums a abrir cuentas extranjeras en un clic: los ciudadanos crean su propia Unión Bancaria Europea

  • La movilidad europea y la digitalización están flexibilizando la banca
  • La Unión Europea aprobó que las transferencias instantáneas fuesen gratuitas
  • Un sistema de garantía europeo es el último escollo para la integración financiera
Sede del Banco Central Europeo.

Julio De Manuel Écija

Enviar dinero por el móvil desde cualquier parte de Europa, abrirse una cuenta en un banco digital extranjero o realizar transferencias instantáneas gratuitas. La digitalización y la movilidad europea están borrando en la práctica una de las principales barreras económicas del continente: la ausencia de la Unión Bancaria Europea. Las nuevas medidas que se han publicado en los últimos meses, que incluye la gratuidad de facto de las transferencias y la creación de sistemas de pago digitales transfronterizos, están agilizando la movilidad de capitales en la Eurozona y permitiendo que el principal temor de los países del norte de Europa sea cada vez más insensato.

Conforme han avanzado las décadas, Bruselas ha querido cimentar una unión económica que fuera más allá de un tratado de libre comercio. En los 70 se creó el ecu, a finales del siglo XX se introdujo el euro y el Banco Central Europeo, y con la crisis financiera y los rescates se planteó dar un paso más y crear la Unión Bancaria Europea. Sin embargo, en pleno 2025 esta integración financiera permanece incompleta y la mayoría de los bancos siguen operando con una visión atomizada y no conjunta. ¿La causa? Los países frugales no se fían de los estados mediterráneos.

La práctica europea se impone a los temores

Pero lo que ocurre en los despachos de los políticos rara vez coincide con la calle. Y en este caso, los ciudadanos europeos se están adelantando a sus dirigentes. Cuando un español puede abrirse una cuenta en una firma alemana a golpe de click, un francés puede pagar un almuerzo a un belga a través de un sistema de pagos gratuito o un italiano puede comprar a un portugués una pieza de artesanía mediante transferencias instantáneas, las fronteras financieras se desdibujan con celeridad.

Dos novedades que están cruzando al sector financiero prometen aumentar la velocidad de esta integración oficiosa: el nuevo reglamento que obliga a que las transferencias instantáneas cuesten lo mismo que las ordinarias, y que en la práctica las hará gratuitas; y el lanzamiento de billeteras móviles y sistemas de pago como bizum.

En febrero del año pasado, la Unión Europea publicó un reglamento que, entre otras medidas, igualaba las transferencias instantáneas a las ordinarias, lo que abre la puerta a que los movimientos de dinero sean gratuitos ya que muchos bancos ofrecen transferencias gratuitas. Además de esta norma, las aplicaciones móviles de pagos están a la orden del día en Europa.

Una investigación de Fedea estima que hay al menos siete aplicaciones diferentes utilizadas por europeos, entre las que destacan Bizum en España, con la mitad de la población utilizándolo con asiduidad; Vipps en los países escandinavos, que no usan el euro, pero forman parte de la UE; y Wero, una app francogermana que empezó a operar el año pasado en cuatro países europeos. Todas estas aplicaciones han sido desarrolladas, financiadas y promovidas por los bancos.

Ambos recursos prometen aumentar el volumen de movimientos financieros (los bizums son a todos los efectos legales, una transferencia bancaria) en la zona euro y el resto del continente. En el primer semestre de 2024, el conjunto de operaciones electrónicas superó los 72.100 millones de movimientos digitales por importe de 113,5 billones de euros.

La unión duerme el sueño de los justos

Aunque los ciudadanos van un paso por delante de los gobiernos, el proyecto de crear una Unión Bancaria Europea lleva años estancado. La integración europea consta de tres componentes fundamentales:

  • Un mecanismo único de supervisión: el Banco Central Europeo vigila y regula a las entidades financieras con unas reglas comunes a toda la Eurozona.
  • Un mecanismo único de resolución: administrado por la Junta Única de Supervisión, es un compendio de normas aplicadas en toda la Eurozona en caso de que una entidad financiera entre en bancarrota.
  • Un depósito europeo de garantía: un fondo común que asegure los ahorros de los ciudadanos hasta un importe de 100.000 eurossi un banco entra en quiebra. Cada estado miembro tiene un fondo nacional, pero no existe uno conjunto. Es el único componente que no ha sido creado.

Los países frugales, con Alemania a la cabeza, se han opuesto al fondo de garantía por la desconfianza hacia las economías de los países del Mediterráneo, castigados por la crisis financiera de 2008 y que fueron rescatados al comienzo de la década pasada. Con el sistema actual, si un banco quiebra, los clientes son compensados con hasta 100.000 euros por los ahorros que tuvieran mediante el fondo de garantía de depósitos. Esta hucha es alimentada con ingresos de todas las entidades financieras, por lo que en esencia, es dinero del resto de los ciudadanos nacionales.

Un fondo de garantías europeo funcionaría de manera similar, pero tendría ingresos de todos los ciudadanos de la Eurozona. La idea de que un ciudadano italiano o español recibiera dinero de uno alemán o neerlandés por el cierre del banco ha sido una línea roja que los países del norte de Europa nunca han aceptado. Hasta ahora.

Las fusiones pueden fomentar la Unión

Además de los movimientos financieros ciudadanos, hay otros dos elementos que pueden inclinar la balanza hacia finalizar la Unión Bancaria Europea. UniCredit, segundo banco de Italia, comenzó en otoño a aumentar posiciones en Commerzbank, segunda firma alemana. De momento, el banco milanés no ha lanzado una opa formal, pero el sondeo puede abrir la puerta a una oleada de fusiones transfronterizas, lo que cimentaría en la práctica un sistema bancario integrado.

La amenaza comercial de Estados Unidos ha puesto, además, a Europa frente al espejo: su extremada dependencia de otras potencias en áreas como los hidrocarburos, las finanzas o la tecnología suponen una espada de Damocles para el continente. Los informes de Enrico Letta y Mario Draghi han insistido en esta subyugación a aliados y enemigos. La Brújula Europea presentada por la Comisión recientemente pretende desacoplar esta dependencia.

Muchas voces, con el BCE a la cabeza, han insistido en la necesidad de contar con colosos bancarios que planten cara a las firmas de inversión estadounidenses. Tras un proceso de depuración financiera de los países mediterráneos, un estancamiento económico del centro de Europa y un entorno geopolítico desafiante, la unión bancaria podría estar más cerca que nunca, aunque de momento es más una promesa al aire que un hecho fáctico. Mientras en los despachos toman una decisión, los ciudadanos europeos seguirán enviando y recibiendo bizums.