Las aseguradoras se quedan sin margen de crecimiento en el ramo de salud
- Actualmente, el 29% de los españoles dispone de una alternativa privada
- A partir del 30% de asegurados, obtener nueva cartera será más complejo
Aitor Caballero Cortés
El crecimiento de cartera del seguro de salud podría encontrarse con un tope. El informe El futuro del seguro de salud en España, realizado por la consultora Deloitte al que elEconomista.es ha podido acceder en exclusiva, detalla que cuando a nivel nacional se llegue al 30% de población con una cobertura sanitaria privada, el ritmo de primas por parte del sector podría frenarse.
Actualmente, España ya tiene un 29% de población con una alternativa privada al Sistema Nacional de Salud (SNS), por lo que el margen se estrecha cada vez más. Los motivos de este frenazo son variados, pero principalmente es una cuestión geográfica: "El seguro de salud se desarrolla principalmente en la cuenca mediterránea, en el norte de España y en las grandes provincias de interior. Es ahí donde se concentran también los servicios médicos prestacionales (aspecto fundamental en un seguro de estas características)", explican desde Deloitte. A esto, si se le suma que esta cobertura tiene un gran mercado en el aspecto colectivo (es decir, la empresa ofrece a sus empleados una póliza de salud), se explica como este producto está altamente desarrollado en grandes ciudades y es residual en la España Vaciada.
Es por ello que las aseguradoras afrontan el futuro con cierto escepticismo. En estos últimos años, según Afi en su Balance del seguro español y perspectivas 2024, el ramo de salud ha crecido a un ritmo exponencial, pasando de ser el seguro menos relevante de no vida a tan solo estar por detrás de autos, siendo este obligatorio para todos aquellos que quieran circular.
Tal es así que la cuenta técnica de los negocios de no vida se han visto afectados por el deterioro del ramo de autos, que ha sufrido con la inflación en los costes de reparación a pesar de haber incrementado el precio de las primas. Sin embargo, es gracias al ramo de salud que el resultado no ha llegado a números rojos, compensando las pérdidas en otros negocios con unos ingresos casi 700 millones mayores (+6,52%) en 2023 respecto a 2022.
Esta situación, aún idílica para el negocio, se prolongará para este 2024 y 2025 según el informe de Deloitte. De esta manera, el ramo de salud seguirá creciendo a un ritmo de más del 6% en primas al menos hasta el final del año que viene, un 13,3% en el acumulado entre 2023 y 2025, alcanzando los 12.700 millones de euros de facturación.
La rentabilidad, una incógnita
El estudio también es positivo en el ratio combinado, el indicador que mide la relación entre ingresos por primas y gastos (tanto del seguro directo como derivados). Si este se sitúa por encima del 100%, la compañía estaría en pérdidas. En este caso, en 2023 se situó en el 94,3%: esto quiere decir que, de cada 100 euros ingresados por la aseguradora de una prima, obtiene una rentabilidad de 5,4 euros.
Esta relación se mantendrá igual en este 2024 a pesar de un ligero ascenso en el ratio de siniestralidad, pero incluso descenderá en 2025 0,8 puntos porcentuales (93,5%). La inflación golpeó al negocio a partir de 2021 y, desde entonces, el ratio combinado no había parado de crecer.
La rentabilidad de una aseguradora de salud se basa en el uso de la cobertura por parte del tomador, que va ligado siempre al perfil del usuario. Un cliente de mayor edad (en especial mayores de 55 años) provocará siempre un mayor gasto a la compañía, por lo que una cartera joven siempre beneficia a la aseguradora. Sin embargo, España cuenta con una de las poblaciones más envejecidas y creciendo: las personas mayores de 50 años crecerán 6 puntos porcentuales en 2050.
Es curioso entonces, este descenso del ratio combinado en 2025 ante una población cada vez más envejecida. Sin embargo, Deloitte concluye que el descenso de gastos, como los de explotación como los técnicos debido a la automatización de procesos y la tecnología les permitirá a las aseguradoras un descenso en los gastos por la optimización de procesos, pero a largo plazo, el envejecimiento volverá a presionar el sistema.
En este contexto de ahorro de costes, hay algunas compañías que están optando por un modelo verticalizado: esto consiste en aseguradoras que no solo tienen el negocio del seguro directo, sino que integran los servicios: hospitales, centros sanitarios... de esta manera, las aseguradoras se ahorran la negociación con compañías de servicios, acogiendo todo el conglomerado del negocio.
Los retos
Ante la tensión que supondrá una población cada vez más mayor, se puede pensar que las aseguradoras se beneficiarán de ello, pero esto tiene matices: "Las compañías deberán seguir generando propuestas de valor diferenciadas que garanticen ese servicio de calidad", afirma Teodoro Gómez, socio de Monitor Deloitte y responsable del sector Seguros.
Los ciudadanos, cansados de listas de espera cada vez más largas (de 89 días de media para una intervención en 2017 se ha pasado a 128 días en 2023) acuden al seguro privado, pero este también está sufriendo las consecuencias de la falta de profesionales. Es ahí donde el seguro corre el mayor riesgo: si no obtiene una clara diferenciación respecto al sistema público, este dejará de ser atractivo.
El informe de Deloitte plantea cuatro escenarios posibles para el futuro del sector. Dos de ellos son más favorables para el seguro, ya que en uno las aseguradoras serán claves como complemento al SNS y, en el otro, aunque la mayoría de la población recurra al sistema público, las compañías se focalizarán en el segmento más premium de la sociedad.
Por otro lado, los otros dos escenarios apuestan por un mayor protagonismo de nuevos entrantes en el negocio de salud, como empresas tecnológicas o bien aquellas que solo ofrecen el servicio de salud "por uso". Ambos les supondrían a las aseguradoras perder cuota de mercado en detrimento de otros negocios.