Banca y finanzas
¿Quién tiene la culpa del colapso de Silicon Valley Bank? Trump, fallos en la vigilancia y calamitosa gestión del riesgo
- El desmontaje de la Ley Dodd-Frank explica parte del colapso
- Pero la propia Fed también rebajó la vigilancia a la banca regional
- El banco apenas tenía cubierto el riesgo de su cartera de bonos
Francisco S. Jiménez
Tras las quiebras, siempre viene el juego de culpas. Para el colapso de Silicon Valley Bank, y otros dos bancos más, todo apunta a un proceso de desregulación bancaria que comenzó con Donald Trump en 2018. La Reserva Federal también dejó fuera a los bancos regionales la vigilancia de carteras. Y, por supuesto, Silicon Valley Bank aprovechó para asumir más riesgos de los debidos, apenas estaba cubierta la cartera de bonos con derivados financieros.
Hace ocho años, el consejero de Silicon Valley Bank (SVB), Greg Becker, se presentó en el Congreso de EEUU y ante los poderosos senadores del Comité Bancario de la Cámara dijo: "La Ley Dodd-Frank no es para nosotros". El banquero de la entidad quebrada hacía referencia a todo el andamiaje legal, que había preparado la Administración Obama para proteger a la economía real de futuras crisis bancarias. Fue la respuesta política a la crisis de Lehman Brothers, que a punto estuvo de cargarse el sistema financiero mundial.
Una década después de la crisis financiera de 2008, Donald Trump se encargó de desmontar toda la normativa que obligaba a los bancos a ser cautelosos con su capital y reforzar su solvencia. Trump firmó la ley de crecimiento económico y con ella la desregulación del sector bancario de EEUU.
El máximo ejecutivo de SVB estuvo muy implicado en los trabajos parlamentarios. Incluso acudió a declarar al famoso Comité Bancario. "La evidencia es clara, el marco de la Ley Dodd-Frank para SVB y bancos de nuestro tamaño no es apropiada", apuntan las actas recogidas por Bloomberg. El banquero aseguraba que "los costos para cumplir con la normativa eran demasiados altos para el sector y para los clientes".
El banquero de las tecnológicas estaba defendiendo una desregulación selectiva. SVB y los bancos regionales no eran como los gigantes financieros de Wall Street. Los bancos más pequeños no necesitan cumplir con los ratios de capital, someterse a pruebas de solvencia, ni dedicar horas de trabajo para cumplir con la normativa. Becker no era una excepción, todo el sector de bancos regionales llamaban a la puerta del Despacho Oval para conseguir su objetivo.
Trump cumplió con los deseos de los banqueros. En la solemne firma de la ley dijo: "Una talla única no sirve para todos, esas reglas de la Ley Dodd-Frank simplemente no funcionan". "No deberían estar reguladas de la misma manera que las instituciones financieras grandes y complejas, y eso es lo que sucedió y fueron dejándolas fuera del negocio una por una", explicaba. Más de una docena de senadores demócratas se unieron a los republicanos para respaldar la medida. De hecho, Barney Frank, uno de los promotores de la Ley Dodd-Frank abogó por flexibilizar la normativa. Hoy en día forma parte del Consejo de Administración del Signature Bank, uno de los bancos quebrados.
El colapso en pocos días de Silvergate, Silicon Bank y Signature Bank en parte está explicado por el levantamiento de los requerimientos y exigencias de capital. "Sabemos desde 2008 que se necesitan regulaciones más estrictas para prevenir exactamente este tipo de crisis", asegura el representante demócrata Ro Khanna, quien representa un distrito en California que incluye partes de Silicon Valley. "El Congreso debe unirse para revertir las políticas de desregulación que se implementaron bajo Trump para evitar una futura inestabilidad".
Una vez caídos los bancos, las acusaciones de responsabilidad apuntan a Donald Trump. El portavoz de Trump, Steven Cheung, dijo en un comunicado que los críticos demócratas intentaban culpar al expresidente "por sus fracasos con mentiras desesperadas" en una variedad de temas. "Esto no es más que un triste intento de engañar al público para evadir la responsabilidad", se defiende el expresidente.
Dentro de la Fed, hay críticas que apuntan a esta dirección de falta de supervisión. El vicepresidente de supervisión de la Fed, Michael Barr, afirmó la semana pasada de que el regulador ha estado manejando a los prestamistas más pequeños con "un enfoque muy ligero". En la reunión extraordinaria del pasado lunes, la Fed ha decidido abrir una investigación para ver si SVB cumplía correctamente con los requisitos regulatorios y para entender si el sistema de supervisión falló. El presidente de la Fed, Jerome Powell, dijo en el comunicado que "[la quiebra de] Silicon Valley Bank exige una revisión exhaustiva, transparente y rápida" para entender sus causas.
Menos pruebas para la banca regional
"Necesitamos tener humildad y realizar una revisión cuidadosa y exhaustiva de cómo supervisamos y regulamos esta empresa, y qué debemos aprender de esta experiencia", ha dicho el vicepresidente Michael Barr, que dirigirá el proceso. El actual presidente de EEUU, Joe Biden, ha declarado que pedirá al Congresos y autoridades bancarias "reforzar la normativa bancaria".
Desde 2019, los bancos con menos de 700.000 millones de activos quedaron liberados de someter sus carteras de bonos a pruebas de estrés, denuncian ejecutivos de la gran banca de EEUU. Esto permitió que los bancos regionales puedan asumir más riegos en la gestión de activos, al no estar influidos por la volatilidad de niveles de capital.
La Ley Dodd-Frank implicaba que los reguladores exigían a todos los bancos a poseer una cantidad de activos líquidos de alta calidad, no hay activo de mayor calidad que la deuda de EEUU, con un volumen suficientemente grande como para satisfacer una salida de depósitos estresada durante 30 días. En la práctica supone tener más de una ratio de cobertura de liquidez por encima del 100%. La caída de SVB ha sido un enorme problema de liquidez, cuando a finales de 2022 los clientes comenzaron a retirar depósitos
Según detalla Bloomberg, documentos internos del banco recomendaban a finales de 2020 que el balance del banco debía estar más expuestos a bonos a corto plazo. Esta medida estaba pensada para proteger el balance del banco ante oscilaciones de las valoraciones de los activos. La directiva se opuso y la entidad siguió invirtiendo efectivo en activos de mayor riesgo. Hasta 2021, la estrategia funcionó. Los resultados se dispararon hasta nivel récord, pero cuando el mercado de bonos se dio la vuelta con el mayor ajuste de intereses de la historia, afloraron 16.000 millones de minusvalías, en las carteras.
"No tengo ninguna duda de que, si este banco hubiera estado sujeto a una regulación mucho más estricta, no se le habría permitido comprar bonos del Tesoro a largo plazo y valores respaldados por hipotecas", explica Brad Sherman, un congresista demócrata también de California. "Habrían sido empujados a comprar instrumentos a corto plazo y no estaríamos teniendo esta conversación".
Las explicaciones del político apuntan en la dirección de que el banco habría tenido mucha más liquidez si los bonos hubieran sido a corto plazo. Las pérdidas no se hubieran disparado a la hora de vender activos. Las grandes pérdidas no fueron exclusivas de SVB: en total, los bancos estadounidenses registraron 620.000 millones de dólares, según documentos presentados ante la FDIC.
Los grandes bancos entendieron rápida la jugada. Los bonos a largo plazo pasaron a carteras a vencimiento. Es decir, la deuda en balance ya no contaba como capital y primer recurso de liquidez, se quedaba en el banco hasta el fin de vida del préstamo. Para la entidad financiera implica que no afecta la volatilidad de los precios al precio, aunque deja de contar como activo.
Por su parte, la cartera de bonos de SVB había aumentado al 57% de sus activos totales. Ningún otro competidor entre los 74 principales bancos estadounidenses tenía más del 42%, según el organismo.
No solo ha sido un problema de liquidez, también de gestión de riesgos. Alfonso Peccatiello de The Macro Compass apunta que la cartera de bonos de media en los bancos estadounidenses se sitúa en el 24% y para la gran banca se sitúa sobre el 30%. Para el experto lo más importante no es el porcentaje, sino si la cartera está protegida. "SVB no tenía cubierta la cartera de bonos", explica. Mientras en 2021 el banco contaba con 10.000 millones de dólares en swaps financieros, a cierre de 2022 solo quedaban 500 millones.
Lo más curioso de todo el laberinto regulatorio es que a finales de 2022, SVB presentó su primer Plan de Resolución, el plan de emergencia en caso de problemas de liquidez, ante la Corporación Federal de Seguro de Depósitos, gracias a la Ley Dodd-Frank.