Las cosas empiezan a ponerse serias en Wall Street. El Dow Jones sufrió ayer su quinta sesión bajista consecutiva, algo que no ocurría desde junio de 2005. La alegría alcista que invadía al mercado hasta hace una semana se ha evaporado.
En el lado positivo, estas caídas han sido mínimas hasta ahora, no amenazan ningún soporte relevante e incluso son saludables para reducir la sobrecompra antes de que se reanuden las subidas.
Como siempre, la duda es si estamos efectivamente ante una mera consolidación antes de seguir subiendo o algo más. El hecho de que el mercado haya bajado tan poco en un entorno económico que se ha deteriorado tanto en la última semana (y en zona de máximos históricos, y con una sobrecompra tan fuerte, y con unas lecturas de sentimiento eufóricas) parece apuntar a la primera opción. Pero si el mercado asume un nuevo escenario de aterrizaje brusco, haber bajado tan poco hasta ahora le confiere un importante potencial de caída adicional.
Ayer, el descenso final del Dow Jones fue de un leve 0,1%. Menos todavía cayeron el S&P 500 y el Nasdaq: un inapreciable 0,01%.
Los datos económicos de ayer fueron todavía más preocupantes que los de días anteriores: la productividad registró un crecimiento cero en el tercer trimestre y los costes laborales se dispararon, lo que hace tambalearse la base del modelo de crecimiento sin inflación y puede provocar una reanudación de las subidas de tipos pese a la ralentización económica. Los pedidos de fábrica de septiembre también salieron por debajo de lo esperado. Y hoy conoceremos el paro de octubre, un dato que puede acabar de enturbiar el panorama.
Aparte de estas cifras, las noticias empresariales también contribuyeron a las caídas. Ayer publicaron sus ventas de octubre las principales cadenas de grandes almacenes, con un resultado medio muy inferior a lo que esperaba el mercado, lo que confirma el debilitamiento del consumo.
La caída de la productividad pesó en los bonos, que corrigieron en precio. Su rentabilidad subió hasta el 4,60% en el activo norteamericano a 10 años. El dólar, sin embargo, reaccionó con una ligera caída después de que el BCE anunciara una nueva subida de tipos en diciembre: el euro subió hasta 1,278 dólares. El petróleo continuó bajando, aunque de forma muy moderada: el barril cerró en 57,88 dólares en Nueva York.