Definitivamente, los alcistas han vencido. La euforia corporativa en España y la confianza del consumidor en EEUU vuelven a disparar a los índices, que tienen muchas papeletas para culminar su victoria hoy mismo con la gran traca final: la conquista de los máximos históricos, marcados hace seis años y medio.
Ambos índices se situaron ayer al filo de esos niveles legendarios. El español, inmerso en una vorágine corporativa sin parangón desde los tiempos de la burbuja tecnológica, se anotó ayer el 1,81% hasta 12.816 puntos, a tan sólo un 1,57% del récord del 7 de marzo de 2000: 12.968,5 puntos. Y después de la fusión anunciada Fenosa-Iberdrola y de la elevación del precio de la OPA de E.ON sobre Endesa a 35 euros, esa distancia se puede cubrir perfectamente hoy.
En cuanto a EEUU, el Dow Jones se anotó anoche el 0,81% hasta 11.669,39; su máximo histórico, en este caso marcado el 14 de enero de 2000, se encuentra en 11.749,97. El S&P 500 subió el 0,75% y el Nasdaq, el 0,55%.
En este caso, el motor de la subida en EEUU no fue corporativo, sino macroeconómico: el índice de confianza del consumidor. Había bastantes temores después del dato de la Fed de Filadelfia y de la confirmación de la caída de precios de la vivienda. Pero se disiparon con un rebote del índice mayor del esperado, gracias sobre todo a la bajada de las gasolinas. Es decir, que el consumo mantiene su fortaleza, aunque no tanta como para forzar a la Fed a volver a subir los tipos. El escenario ideal para el mercado.
También contribuyó a la subida la recaída del petróleo tras el repunte del lunes. No obstante, se mantuvo por encima de 61 dólares en Nueva York. El dólar reaccionó al alza al dato de confianza, con lo que el euro perdió el nivel de 1,27 dólares. Los bonos también acusaron la noticia con una recaída de sus precios, que elevó su rentabilidad hasta el 4,58% desde el mínimo de seis meses del lunes.