Wall Street permite una jornada tranquila hoy en Europa, pero el Nasdaq nos recuerda que el escenario sigue siendo bajista. El BCE acudió ayer en rescate de unos mercados europeos que, inicialmente, cumplían en guión y volvían a las caídas hasta marcar nuevos mínimos anuales. Algo sorprendente para los ignorantes que piensan que una subida de tipos siempre es una mala noticia.
El mercado, como siempre, va por delante de la realidad: no le importa una subida más que descontada desde hace semanas, sino la confirmación de que no habrá más alzas de tipos en la zona euro después de esta (Trichet así lo indicó en la rueda de prensa). A la recuperación se sumó el paro en EEUU, que salió malo pero no sorprendió -otro ejemplo de lo mismo-.
Gracias a estos elementos, Europa se dio la vuelta y acabó con subidas apreciables, y Wall Street cerró una sesión semifestiva con un rebote del 0,65%. El S&P 500 tuvo un comportamiento más moderado, con un alza de sólo el 0,11%, y el Nasdaq siguió sin levantar cabeza: nueva caída del 0,27%.
Este rebote y la festividad del Día de la Independencia -que dejará hoy a Europa sin referencias y sin volumen- deberían permitir que continúe la tranquilidad tras el desastre de principios de semana. Otra cosa será el lunes, cuando todo vuelva a la normalidad... porque la normalidad es bajista, como saben. Y ahí está ese cierre del Nasdaq para recordárselo al que se le haya olvidado.
El gran culpable de la nueva caída de la tecnología fue el fabricante de tarjetas gráficas para ordenadores Nvidia, que se derrumbó el 30,7% tras rebajar sus previsiones de resultados. En cuanto a la gran referencia de la bolsa en las últimas semanas, el crudo, no hay motivos para la esperanza: ayer marcó un nuevo récord por encima de 145 dólares, aunque terminó en 144,3. Además del paro, ayer se publicó el ISM de servicios, que cayó inesperadamente en junio hasta mínimos del año pese a que el indicador industrial había sorprendido positivamente.