Vela parecida a la desplegada el viernes, pero en sentido contrario.
Del optimismo radical a las dudas del viernes, se pasó al pesimismo total de la mañana del lunes, finalizando las cosas en pérdidas no refrendadas por el resto de la renta variable europea. Velas de estrecho cuerpo real y largas sombras que son propias de un mercado sin dirección; circunstancia lógica tras una caída de 1.000 puntos de Ibex35 como la que se viera en los tres primeros días de la semana pasada de mínimo a máximos.
Con poco volumen, como es normal en una jornada en la que fue festivo en la Bolsa de Londres, dejan al cierre una sesión de transición a la espera de lo que pueda suceder en el mercado neoyorquino donde, contra viento y marea, los alcistas se afanan por no das su brazo a torcer. Wall Street, manteniéndose por encima de sus soportes clave, sigue siendo la gran esperanza de los alcistas.