El príncipe de Liechtenstein, cada vez más rico
Evasión, Bloomberg
El príncipe Hans-Adam II von und zu Liechtenstein vive en un castillo encaramado en un acantilado en el principado alpino que lleva su nombre. Conocido como "Su Alteza Serenísima" para los 38.000 ciudadanos del país, posee una colección de obras maestras del Renacimiento así como dos palacios en Viena. Y ahora también es una de las 500 personas más ricas del mundo, según el índice Bloomberg Billionaires.
El príncipe controla una fortuna dinástica que se originó durante las Cruzadas y tiene sus raíces en LGT Group, un banco privado que atiende a los ultraricos de todo el mundo. El valor de LGT ha subido un 64% este año, lo que se ha traducido en un aumento de 1.7 mil millones de dólares al valor neto de von Liechtenstein elevándolo al número de 444 en el índice de Bloomberg con 4.4 mil millones de dólares.
Este príncipe asumió el trono después de la muerte de su padre en 1989, convirtiéndose en el líder de una de las familias nobles más antiguas del mundo. Después de graduarse de la Universidad de St. Gallen en Suiza, su padre le encargó la reorganización del imperio familiar, que estaba en ruinas debido a las expropiaciones durante la Segunda Guerra Mundial y la mala administración.
LGT afirma ser el banco más grande propiedad de una "familia empresarial" y finalizó 2016 con 152.1 mil millones de francos suizos (153.8 mil millones de dólares), en comparación con los 129.3 mil millones de francos del año anterior. Los bancos privados, generalmente más ágiles que la banca de inversión, son favorecidos por los inversores que los consideran menos susceptibles a las restricciones legales y regulatorias.
El éxito del banco también refleja una especie de recuperación para Liechtenstein después de abolir sus leyes de secreto bancario en 2009. Un momento desde el cual el país ha buscado volver a promocionarse como un centro especializado de banca privada. Los bancos del país atrajeron un récord de 20.300 millones de francos suizos de entradas netas el año pasado, según Simon Tribelhorn, director de la Asociación de Bancos de Liechtenstein, casi el triple de cinco años antes.