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El joven humilde que compró Starbucks y ahora vende cafés a tres euros


    Evasión

    La historia del presidente y consejero delegado Starbucks, Howard Schultz, es la de un hombre de clase media que consiguió levantar una de las franquicias de café más importantes del mundo.

    Nacido en el año 1953 en una de las zonas más suburbiales de Brooklyn, Schultz tuvo que hacer frente a una vida alejada del lujo y la exclusividad que hoy día le es posible gracias al café de Starbucks.

    El hombre cuya fortuna está valorada en algo más de tres mil millones de dólares -según Forbes- entró en la universidad gracias a una beca deportiva y a compaginar sus estudios con el trabajo como camarero.

    Después de su graduación en 1975, Schultz trabajó en diferentes empresas hasta que recayó en una compañía sueca dedicada a la venta de muebles llamada Perstorp. Pronto, el joven ascendió hasta convertirse en director general.

    La visita casual de Howard Schultz como representante de Perstorp a uno de sus clientes en Seattle fue lo que le llevó a tener su primer contacto con su futura compañía. Starbucks era una pequeña cadena de cafeterías gourmet fundada por los empresarios locales Gerald Baldwin y Gordon Bowker.

    Schultz se quedó impresionado por la pasión por el café de este par de emprendedores. Así, un año después de su visita y a la edad de 29 años, el que hoy es consejero delegado de Starbucks entró a formar parte del equipo de Gerald Baldwin y Gordon Bowker. Sin embargo, esta colaboración duró poco. Tras un viaje a Milán en donde comprobó la pasión cafetera del país italiano, Schultz trató de hacer de Starbucks una exclusiva cafetería italiana.

    La oposición de Gerald Baldwin y Gordon Bowker frente a la nueva idea llevó a Schultz a abandonarlos en 1985. Sin embargo, poco tiempo después, y con el sabor del saber hacer italiano, fundó su propia compañía de café: Il Giornale.

    Algo que logró tras escuchar en torno a las 217 veces la palabra no respecto a su idea de cafeterías gourmet en Estados Unidos - o frases que le hacían ver que no valía la pena invertir en su idea-. 

    Así, dos años después de dejar su trabajo con Gerald Baldwin y Gordon Bowker y tras conseguir el éxito con Il Giornale, Schultz compra Starbucks por 3,8 millones de dólares y se convierte en su presidente.

    Pronto y al igual que Howard, Estados Unidos se enamoraba de la pasión por el café de Starbucks. En 1992, la compañía ya comenzaba a cotizar en el NASDAQ, gracias a sus 165 tiendas y unos ingresos que rondaban los 93 millones de dólares. En el 2000 Starbucks ya se convertía en algo de los que es hoy con sus más de 3.500 tiendas dos mil doscientos millones de dólares en ingresos anuales.