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Qué está pasando con el radón: amenaza silenciosa que se esconde en los edificios españoles y que provoca cáncer, ictus e infartos

Foto: elEconomista.

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Desde hace mucho tiempo la radiactividad nos acompaña en nuestros días por el uso de diferentes fuentes como hornos, microondas, radios etc. Sin embargo, la presencia del radón, que emana de la descomposición de elementos radiactivos en la corteza terrestre, y sus serias consecuencias a la salud, ha puesto en manifiesto la necesidad mitigar esta amenaza silenciosa que se esconde en espacios cerrados.

El radón se infiltra a través del suelo y se propaga en el aire, y aunque en exteriores no representa un peligro, su acumulación en interiores "puede ser letal", concluyen desde diferentes entidades como el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el Ministerio de Sanidad e incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Al respecto, el estudio Nacional Contra el Radón, del Ministerio de Sanidad, ha demostrado que la exposición prolongada a este gas puede "aumentar considerablemente las probabilidades de desarrollar cáncer de pulmón, convirtiéndolo en la segunda causa más importante de esta enfermedad después del tabaquismo". Se estima que entre el 3% y el 14% de todos los casos de cáncer de pulmón están relacionados con la exposición al radón.

Radón en España y lugares con más exposición

La presencia de radón en los hogares es un problema que varía de un país a otro y de un edificio a otro, influenciado por factores como el clima, las técnicas de construcción y la geología local. En España, la situación es alarmante, con un mapa interactivo del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) que indica que varias zonas, incluyendo Galicia y Extremadura, tienen altos niveles de radón en sus edificios. Se estima que más del 10% de estos edificios presentan niveles que superan los límites de seguridad establecidos por la OMS.

Según información del CSN, el riesgo se incrementa en viviendas con características específicas, como sótanos o construcciones antiguas, donde la acumulación de radón puede ser tres veces mayor en las plantas bajas. Este gas se cuela por grietas en el suelo, desagües y otros espacios, y su acumulación no se disipa con la misma rapidez que en el exterior, lo que lo convierte en una amenaza constante para la salud pública.

A su vez, el impacto del radón no solo se limita al aire; también puede encontrarse en fuentes de agua subterránea, aunque el riesgo principal proviene de la inhalación del gas. A pesar de que la mayoría de los materiales de construcción producen radón en cantidades mínimas, algunos, como el hormigón con alumbre bituminoso, pueden ser una fuente significativa de exposición.

Mapa del potencial de radón de España

Foto: Arcgis.

Medidas correctivas para mitigar la presencia de radón

Para mitigar la presencia del radón en nuestros hogares, se pueden implementar medidas correctivas, como mejorar la ventilación y manipular la presión del aire. Además, muchas normativas de construcción incluyen recomendaciones para prevenir la acumulación de radón en nuevas edificaciones, lo que resulta más económico que abordar el problema una vez que ya ha surgido.

En la jornada 'Gas radón: La amenaza silenciosa que desafía salud e infraestructuras', organizado por Molins en el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid, se arrojaron cifras alarmantes. Entre las conclusiones, se abordó que el radón es responsable de aproximadamente 1.500 muertes anuales en España, lo que iguala el número de muertes por accidentes de tráfico. La concienciación sobre este problema sigue siendo insuficiente, a pesar de que es la primera causa de cáncer de pulmón entre no fumadores y la segunda entre los fumadores.

Áreas propensas al radón en España

Mientras que el estudio 'Exposición al radón y sus factores de influencia en 3.140 lugares de trabajo en España', con datos de 2023, arrojó que, en total, el 20% de los lugares de trabajo superaron el nivel de referencia de radón de 300 Bq/m2 . Este porcentaje de superaciones es, con diferencia, superior al encontrado en minas subterráneas y balnearios, sectores habitualmente regulados a nivel internacional.

Una conclusión importante del estudio es que 1 de cada 5 trabajadores podría estar expuesto a niveles excesivos de radón en áreas propensas al radón de España. Por ejemplo, en Galicia, donde el 70% del territorio es propenso al radón, según una estimación aproximada, podríamos esperar alrededor de 154.000 trabajadores expuestos a niveles excesivos de radón. Esto aumenta su riesgo de cáncer de pulmón, especialmente para los fumadores.

El Plan Nacional contra el Radón, aprobado en enero de 2024, busca establecer acciones concretas para reducir la exposición en la población y mejorar la seguridad en los edificios. Este plan incluye protocolos de medición y medidas preventivas que deben ser adoptadas por las administraciones públicas y el sector privado.

Por su parte, la OMS también ha emitido recomendaciones para reducir los riesgos asociados con el radón, instando a los países a implementar políticas efectivas y normativas que protejan a los ciudadanos de este enemigo invisible. Con la información adecuada y las medidas correctas, es posible reducir la exposición y prevenir enfermedades relacionadas con este gas.

Mayor riesgo de muerte por infarto e ictus

La radiactividad de las partículas, una característica de la contaminación atmosférica que refleja el gas incoloro e inodoro radón que se encuentra en la contaminación atmosférica por partículas finas (PM2.5), potencia la toxicidad de las PM2.5 y aumenta el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular, especialmente por infarto de miocardio o ictus, según una investigación publicada en la revista científica 'Journal of the American Heart Association'.

Investigaciones científicas anteriores han confirmado que las PM2,5, un componente de la contaminación atmosférica, causan enfermedades y muertes cardiovasculares, y que la exposición a las PM2,5 es un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular modificable.

Examinando los registros sanitarios de más de 700.000 muertes no accidentales en Massachusetts entre 2001 y 2015, estimaron cómo la exposición a la actividad beta bruta a largo plazo (meses/año) influye en la muerte por enfermedad cardiovascular, ataque cardíaco o accidente cerebrovascular y muerte por todas las causas no accidentales. También predijeron las PM2,5 sobre la muerte relacionada con las enfermedades cardiovasculares y examinaron la interacción entre las PM2,5 y la radiactividad de las partículas.

El estudio encontró que la radiactividad de partículas crónica y la exposición a las PM2,5 se asociaron de forma similar con un mayor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular total, ataque cardíaco o accidente cerebrovascular y todas las causas de muerte no accidental.

Basándose en el 50% medio de los datos difundidos, la exposición a la radiactividad de partículas por sí sola se asoció con un 16% de aumento del riesgo de muerte por ataque cardíaco; un 11% de aumento del riesgo de muerte por accidente cerebrovascular; un 7% de aumento del riesgo de muerte por todos los tipos de enfermedades cardiovasculares; y un 4% de aumento del riesgo de muerte por todas las causas no accidentales.

La exposición a las PM2,5 por sí sola aumentaba el riesgo de muerte por infarto de miocardio en un 6%; de muerte por accidente cerebrovascular en un 11%; de muerte por todo tipo de enfermedades cardiovasculares en un 12%; y de muerte por todas las causas no accidentales en un 10%.