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¿Adiós a los billetes de 100 dólares? Así es la drástica medida que propone un ex FMI para dejarlos fuera de circulación
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elEconomista.es
Según datos del Banco de la Reserva Federal, alrededor del 60% de las transacciones financieras en Estados Unidos se realizan con tarjeta de débito o crédito y el efectivo es el tercer método de pago más popular en el país norteamericano. En esta línea, y dentro de las propuestas del economista Kenneth Rogoff para eliminar el dinero en efectivo para combatir la baja inflación, la evasión fiscal y actividades ilegales, ahora propone desaparecer el famoso billete de 100 dólares.
La última propuesta del execonomista jefe del FMI y ajedrecista, Kenneth Rogoff, sugiere que el billete de 100 dólares quede fuera de circulación debido a que esta denominación de alto valor es utilizada mayormente para "fines ilícitos y en actividades de la economía sumergida".
Según recoge Numismatic News, los cálculos del también profesor de la Universidad de Harvard apuntan a que más de la mitad de estos billetes se encuentran fuera de Estados Unidos, lo que "dificulta su control y regulación dentro del sistema financiero estadounidense".
El medio experto en numismática explica que en 2022 se reveló que aún circulaban suficientes billetes de 100 dólares como para que cada ciudadano estadounidense pudiera tener 55 de ellos en su cartera. Datos que proyectan la inmensa cantidad de efectivo en circulación. Un aspecto que para Rogoff representa un "obstáculo para las políticas monetarias modernas" ya que él sostiene que el uso del efectivo "limita las capacidades" de los bancos centrales para implementar medidas, como las tasas de interés negativas, que podrían ser útiles en tiempos de crisis.
¿Resucitar el billete de 500 dólares?
Rogoff no es el único que cuestiona la existencia del billete de 100 dólares. En esta línea, Richard Giedroyc, experto en numismática, también manifiesta en su medio su preocupación por la "longevidad" de este tipo de billetes en circulación. Mientras que los billetes de 1 y 5 dólares suelen desgastarse en un periodo de 18 meses, los de 100 pueden permanecer en uso por más de una década. Giedroyc incluso sugiere que, en lugar de reducir las denominaciones, se podría considerar revivir el billete de 500 dólares, lo que, según él, "facilitaría ciertas transacciones en efectivo".
El efecto de denominación y falsificación
Además del riesgo de que estos billetes se utilicen para actividades ilícitas, hay un sesgo cognitivo que afecta el comportamiento de los consumidores. Al respecto, un estudio de Helen Colby, profesora de marketing en la Universidad de Indiana, argumenta que las personas son "menos propensas a gastar billetes de mayor denominación en comparación con montos equivalentes en billetes más pequeños". Este fenómeno, conocido como "efecto de denominación", puede influir en el ahorro y el consumo, generando una mayor retención de los billetes de 100 dólares.
Otro aspecto para considerar refiere a las falsificaciones de este billete. Corea del Norte, por ejemplo, ha sido señalada por producir "superbilletes", en versiones falsas de alta calidad que logran evadir la detección.
La vieja apuesta por el dinero electrónico
Hace más de una década, Rogoff ya pensaba en aplicar esta medida. En mayo de 2014, en un artículo de opinión en el diario Financial Times el experto planteaba la posibilidad de acabar con el dinero en efectivo y en su lugar reemplazarlo por dinero electrónico.
Por ese entonces, bajo los mismos argumentos que refieren a estos ejemplares de billetes como obstáculos de las políticas monetarias modernas, el profesor de Economía de Harvard apuntaba a suprimir los grandes billetes, como los de 500 euros. Todo esto apoyado a que, según datos de 2013 de la Agencia británica de Crimen Organizado, el 90% de todos los billetes de 500 euros estaban en manos del crimen organizado.
No es un debate nuevo
La idea de acabar con el dinero en efectivo no es nueva. Según una publicación de este periódico, en Suecia, por ejemplo, ya se planteó en 2010 acabar con el metálico para reducir el crimen y la evasión.
Francia, por ejemplo, limitó las transacciones en efectivo a 1.000 euros, mientras que España, que durante muchos años fue un paraíso para los billetes de 500 euros (muy ligados a la economía en 'B' y la burbuja inmobiliaria) hizo lo propio con un límite de 2.500 euros.