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Duralex produce de nuevo: sus vajillas vuelven a salir relucientes tras cinco meses de parón energético
- La compañía, que estuvo en quiebra en 2020, apagó su horno en noviembre
- Los precios de la electricidad y del gas llegaron a multiplicarse por 20
- El Estado francés le ha dado un préstamo de 15 millones para seguir operando
elEconomista.es
Buenas noticias para los nostágicos. Duralex ha vuelto a producir las famosas vajillas de vidrio en su única fábrica a las afueras de la ciudad francesa de Orleans, cuyo horno ha estado cinco meses en hibernación por los altos precios de la energía que hacían inviable su actividad.
La marca de los platos de la abuela, propiedad desde enero de 2021 de la Maison Française du Verre que también controla también Pyrex, ha explicado que el reinicio de la producción desde el parón el 1 de noviembre pasado ha sido posible gracias al apoyo del Estado francés, que le ha concedido un préstamo de 15 millones de euros.
Su presidente, el español José Luis Llacuna, resaltó igualmente que "la bajada de los precios del gas y la electricidad nos permite mirar a 2023 con más confianza. Estamos contentos de poder cumplir nuestro compromiso y reanudar nuestra actividad".
La empresa, recoge Efe, recordó que en noviembre tuvieron que suspender su producción porque los precios de la electricidad y del gas se habían multiplicado por 20 respecto al año anterior. "Esta decisión era necesaria y también formaba parte del esfuerzo colectivo para ahorrar energía recomendado por el Gobierno francés", indicaba.
Llacuna explicó en su momento que "producir al coste actual de la energía generaría pérdidas insostenibles. Limitar nuestro consumo de energía durante este período nos permitirá preservar la actividad y el empleo al tiempo que respondemos directamente a las expectativas de las autoridades en cuanto a nuestra responsabilidad como consumidor industrial, reduciendo nuestras necesidades en un periodo especialmente tenso".
Reservas y empleos
En estos cinco meses, Duralex ha seguido comercializando sus vajillas, ya que tenía reservas equivalentes a diez meses de producción. Sin embargo, la moda por tener la icónica vajilla estaba provocado que esos excedentes se estuviesen agotando.
En cuanto a los 250 empleados de la factoría de La Chapelle Saint Mesmin, para los que se puso en marcha un Erte, la mayor parte han podido seguir cursos de formación. De paso, en las instalaciones se han realizado obras para mejorar los equipos de producción y seguridad y los espacios de vida de los empleados y, sobre todo, se han iniciado varios proyectos de reducción del consumo de energía y de descarbonización.
Este contratiempo no es nada con las dificultades que tuvo que atrevesar. La compañía, que llegó a tener 1.400 trabajadores en la década de los 70 y 80, presentó suspensión de pagos en 2020. Parecía el fin de la icónica empresa, pero Maison Française du Verre salió al rescate. La compró y se comprometió a mantener los empleos (salvo dos directivos).