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Japón y su ejemplo de limpieza en Qatar: la tradición de un país que apenas tiene papeleras y barrenderos

  • La selección japonesa y sus aficionados limpiaron el estadio tras el partido con Alemania
Foto: Aficionado japones (TW).

Cristian Gallegos

Fue en los Mundiales de Brasil (2014) y Rusia (2018) cuando la afición japonesa asombró al mundo entero al quedarse después de los partidos para recoger la basura del estadio. El actual Mundial de la FIFA, que se está realizando en Qatar, no ha sido la excepción.

Tras el glorioso debut de la selección japonesa contra Alemania, los fanáticos japoneses, y también el plantel de jugadores y técnicos, repitieron su tradición de limpieza y nuevamente fueron foco de elogios a nivel mundial. Por esta razón, cabe preguntarnos: ¿cuál es el origen de esta costumbre que lleva al país asiático a las máximas de la limpieza?

Esta tradición, que empieza a temprana edad en Japón, la describe la BBC con una escena escolar. "Los estudiantes están sentados con sus mochilas en sus escritorios, ansiosos por ir a casa después de otro largo día de siete clases. Pero llegan las últimas palabras del maestro: 'Todos, a la limpieza de hoy. Las líneas uno y dos limpiarán el aula. Las líneas tres y cuatro, el pasillo y las escaleras; y la línea cinco limpiará los inodoros'", cuenta el medio.

Ausencia de papeleras y barrenderos

Esta escena describe a pequeña escala lo que ocurre respecto a la limpieza en las escuelas de todo el país asiático. Mientras la mayoría de los visitantes que van por primera vez a Japón se sorprenden de lo limpio que está el país, pese a la gran ausencia de papeleras y barrenderos.

Zapatos fuera, limpieza escolar y orgullo del entorno

Con la misma importancia que se da a asignaturas como matemáticas, historia o biología, la limpieza es un eje principal en la cultura escolar japonesa. "Desde la escuela primaria hasta la secundaria, la limpieza es parte del horario diario de los estudiantes", contó a BBC Maiko Awane, subdirectora de la oficina del gobierno de la prefectura de Hiroshima en Tokio.

De esta forma, la inclusión de este elemento, que en la mayoría de los casos de la cultura occidental no forma parte del currículo escolar, ayuda a los niños a desarrollar una "conciencia social" y "orgullo de su entorno".

Por eso, al llegar a la escuela, los estudiantes dejan sus zapatos en unos casilleros y se ponen zapatillas. En las casas, las personas también dejan sus zapatos de calle, en la entrada y se quedan con calcetines.

El texto hace reseña a que también existen algunos casos en Japón de limpieza extrema, como el ritual de limpieza de siete minutos de los trenes Shinkansen, que se ha convertido en una atracción turística por derecho propio.

Al igual que en el deporte, la tradición de limpiar un recinto también ocurre en los festivales de música. En el Fuji Rock, el más grande y antiguo de Japón, los asistentes guardan su basura hasta que encuentran un contenedor.

Conciencia social en el día a día

Los ejemplos de conciencia social también abundan en la vida diaria de los adultos. "Alrededor de las 8:00 am, por ejemplo, los empleados de oficinas y tiendas limpian las calles alrededor de su lugar de trabajo", describe el medio. Mientras que los niños se ofrecen como voluntarios para recoger basura de las calles cercanas a su escuela y los vecindarios también realizan eventos regulares de limpieza.

En el intercambio de dinero, nunca se pone un billete o una moneda directamente en la mano de alguien. En tiendas, hoteles e incluso en taxis, existe una pequeña bandeja para realizar los pagos.

Limpieza como ejercicio espiritual

La limpieza también es una parte central del budismo, que llegó de China y Corea entre los siglos VI y VIII. En este contexto, las tareas diarias como limpiar y cocinar se consideran ejercicios espirituales, no diferentes de la meditación.

El artículo hace referencia a el 'Libro del té', de Okakura Kakuro, un clásico sobre la ceremonia del té y la filosofía zen que lo infunde, dice que en la sala donde se celebra la ceremonia del té "todo está absolutamente limpio. No habrá una partícula de polvo ni en el rincón más oscuro, porque si hay alguna, el anfitrión no es un maestro del té".