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Así se calcula la posición exacta a la que debe ir el volante de un coche
- Igual que el asiento, se puede regular para ofrecer comodidad y seguridad
- Los vehículos más modernos incluyen un adaptador de profundidad también
elEconomista.es
En toda primera clase de autoescuela, el primer paso que se enseña al montar en un coche es cómo colocarse bien en el asiento del conductor. Regular la postura según el tamaño es primordial de cara a la seguridad, pero también regular bien el reposacabezas, el cinturón, los retrovisores y el volante. Este último es quizás el gran olvidado de todo conductor experto, pero sin embargo es tan importante como los anteriores.
Ante el hecho de realizar una maniobra rápida y sin aviso, todos los detalles de un vehículo son esenciales para prevenirse de un accidente peligroso. Por ello que todo coche puede regular las posiciones de sus piezas internas, para ofrecer la mejor comodidad y seguridad de su piloto.
En el caso del volante, la posición va muy ligada a la del asiento así que convendrá primero situarse adecuadamente y a una distancia y altura a la que se llegue perfectamente a todos los pedales. Ya una vez con el asiento bien situado y el reposacabezas y el cinturón a la altura perfecta, será el turno del volante.
Los coches más modernos, además de la altura, pueden regular la profundidad del propio volante
Todos los coches modernos, además de la altura del volante, también incluyen un ajuste de profundidad. Muy adecuado para optimizar la comodidad, de no tener esta posibilidad la clave está en adelantarse más o menos con el asiento hasta estar a unos 25 centímetros el pectoral sobre el volante.
Y es que esta posición del pectoral será clave también para la altura, ya que el hecho de que el volante tenga airbag, proteger la parte superior del cuerpo puede salvar vidas ante accidentes. Además, el volante se debe colocar para que no toque con las rodillas al levantar el pie del pedal.
La clave está en que los brazos estén relajados y medio flexionados
"Las regulaciones de la altura y de la profundidad del volante permiten ajustar la distancia para que el conductor pueda mover los brazos y maniobrar con comodidad. Igual que el asiento, el volante no debe estar ni muy alto ni muy bajo; los brazos deben estar relajados y medio flexionados, y la espalda y los hombros, apoyados en el respaldo", sentencia la Dirección General de Tráfico (DGT) en su revista interactiva.
Así pues, esta y no cualquier forma 'a ojo' deberá ser la maniobra perfecta para colocar bien el volante. Una acción que puede prevenir de dolores en las muñecas y brazos, que estos se cansen o que, ante una maniobra rápida, el cuerpo pueda actuar con más soltura.