Rafa Nadal y Mery Perelló, el hijo de ambos y los proyectos que nacen de sus sueños, atraviesan ahora un momento de esas tranquilas felicidades que se construyen a fuego lento. La noticia ya no es un susurro, sino un anuncio claro y simple: esperan un segundo hijo. Rafa Jr., el niño que ahora tiene dos años y medio, pronto se convertirá en hermano mayor. Un título que ya lleva consigo, como quien hereda una nobleza sencilla, y que en unos meses será refrendado por un bebé que jugará a su lado con la frescura de la juventud y el amor intacto de la vida familiar.
El manacorí se ha alejado del tenis, ese espacio donde durante años fue una flecha incansable, y ha encontrado nuevos senderos. A sus 38 años, con el retiro del deporte profesional, el hombre que fue capaz de construir imperios sobre una raqueta ahora se dedica a sus negocios pero también a la calma y la felicidad doméstica. No es sólo el ser padre lo que ocupa su ser, sino también el instinto de generar algo más allá del deporte, algo más cercano a la tierra, a la familia, a los valores que de pronto se vuelven eternos. Y en ese contexto, Xisca y él no son sino dos seres humanos que han logrado abrir la puerta de su casa para que una nueva vida entre a revolucionarlo todo de nuevo.
Xisca, en su tercer mes de embarazo, según adelanta a revisa Semana, no ha podido evitar que la barriguita se convierta en un símbolo público de esta nueva espera. A pesar de los esfuerzos por esconder su estado bajo prendas amplias, la verdad, siempre más fuerte que cualquier intento, se ha impuesto. A finales de marzo, en un evento que celebraba el trabajo de la Fundación Nadal, los gestos y los movimientos del cuerpo de Xisca fueron elocuentes. Intentaba ocultar lo que todos ya sabían, pero la discreción tiene sus límites cuando el cuerpo se expresa con la fuerza de una nueva vida.
Nadal sabe que lo más importante de la vida no son los trofeos sino la posibilidad de ofrecerle al pequeño Rafa Jr. todo el tiempo que su corazón
Desde que la maternidad tocó a su puerta por primera vez en octubre de 2022, el foco de atención ha sido la familia. No fue un capricho ni un gesto impulsivo. Rafa, en su retirada, entendió que lo más importante de la vida no eran los títulos o los trofeos, sino la posibilidad de ofrecerle al pequeño Rafa Jr. todo el tiempo que su corazón y su mente pudieran dedicarle. Ahora, con el segundo hijo en camino, esa dedicación parece renovada, más profunda.
Y entre tanto amor, Rafa Nadal ha ido plantando nuevas semillas en su vida. La raqueta ha quedado atrás, pero la visión empresarial del manacorí ha florecido. Tras su retiro, ha inaugurado varios hoteles de lujo, comenzando en Mallorca, una isla que lo vio crecer y que ahora lo recibe con los brazos abiertos en un nuevo rol. La Costa Brava y la República Dominicana han sido testigos de su expansión en el mundo de los negocios, un mundo que parece tener las mismas raíces firmes y las mismas ganas de conquistar que el tenis.
En ese vaivén de días tranquilos y proyectos ilusionantes, Rafa y Xisca no pueden evitar sonreír al mirar hacia el futuro. La familia que construyen juntos está a punto de ampliarse y con ella llegarán nuevos momentos, más llenos de risas y de amor, esos que no se pueden medir con medallas, sino con el latido de un corazón que, por fin, ha encontrado su lugar.