Motor

Parquímetros, restricciones al tráfico o peajes: ¿qué medidas reducen más la contaminación?

  • Una revisión de 800 estudios analiza qué medidas son más eficaces
  • "No existe una única solución milagrosa", señalan sus autoras
Además de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), existen otras medidas para reducir la contaminación. / EFE

Sergio Guinaldo

Nadie discute que el sector del transporte es responsable de una gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel global. Según afirma la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA), este sector aporta más de una cuarta parte de la emisiones que se producen en el territorio de la Unión Europea.

Dentro de esta actividad, precisa la agencia, coches, furgonetas, camiones y autobuses producen más del 70 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero procedentes del transporte, mientras que el resto procede principalmente del transporte marítimo y aéreo. Por ello, resulta comprensible mirar a las ciudades para tratar de mitigar el problema, aunque los métodos para reducir las emisiones de gases nocivos para el medio ambiente no están exentos ni de debate ni de polémica.

Un ejemplo reciente de esta controversia lo encontramos en Barcelona, donde el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) anuló la ordenanza de Zona de Bajas Emisiones (ZBE) del Ayuntamiento de Barcelona por carecer de fundamento y por ser excesiva en su ámbito geográfico, entre otros argumentos. Y por si fuera poco, los Ayuntamientos de Londres, París, Roma y Milán manifestaron públicamente su apoyo a la medida impulsada por la ciudad condal a través de una carta abierta.

Casi 800 estudios revisados

Para tratar de analizar la efectividad de esta y otras medidas, dos investigadoras de la Universidad de Lund (Suecia) han llevado a cabo una revisión de casi 800 estudios publicados sobre medidas encaminadas a reducir la contaminación vertida por los vehículos en las ciudades. En total, han analizado 12 tipos de intervenciones: desde el fomento de los trayectos a pie, en bicicleta o en transporte público hasta la eliminación del estacionamiento gratuito, pasando por restricciones al tráfico.

"Nuestro estudio encuentra que más del 75 % de las innovaciones urbanas que han reducido con éxito el uso del automóvil fueron lideradas por el gobierno local de la ciudad. En particular, aquellas que han demostrado ser más efectivas han sido la tasa por congestión, controles al estacionamiento y al tráfico y zonas de tráfico limitado", expresan Kimberly Nicholas y Paula Kuss, sus autoras, a través de un artículo publicado en The Guardian.

Sin embargo, las investigadoras de Ciencias de la Sostenibilidad de la Universidad de Lund advierten: no existe una única solución milagrosa. "Las ciudades con más éxito suelen combinar instrumentos de política diferentes, que incluyen recompensas o incentivos que fomentan opciones de viaje más sostenibles, y también desmotivaciones o castigos con los que cobran o restringen la conducción y el estacionamiento", explican.

Tasas por congestión

Esta medida consiste en el pago de una tasa para acceder al centro de las ciudades (o las zonas restringidas al tráfico). Lo habitual es que la recaudación se transfiera a otros medios de transporte más sostenibles, como el transporte público. Esta medida ha sido implantada en ciudades como Milán, Estocolmo, Gotemburgo o Londres, donde se ha reducido el tráfico en el centro en un 33 % desde el año 2003.

"A pesar de que los cobros por congestión conducen claramente a una reducción significativa y sostenida del uso del automóvil y del volumen del tráfico, por sí mismos no pueden eliminar por completo el problema de la congestión, que persiste mientras permanezcan los incentivos y la infraestructura que favorecen el uso del automóvil", puntualizan las investigadoras.

Control al tráfico y al estacionamiento

Al establecer este tipo de medidas, se eliminan zonas de aparcamiento en favor de instalar carriles bici, aceras más anchas o zonas peatonales. Según la revisión llevada a cabo por las investigadoras, este tipo de acciones han tenido éxito en muchos casos.

"Por ejemplo, se descubrió que la sustitución de los espacios de estacionamiento de Oslo por calles transitables sin automóviles y carriles para bicicletas redujo el uso de automóviles en el centro de la capital noruega hasta en un 19 %", precisan.

Zonas de tráfico limitado

Muchas zonas, entre ellas Madrid y Barcelona, no permiten el tráfico a los vehículos más contaminantes, aunque cada norma establece sus propias excepciones y términos. Esta misma medida la tendrán que implementar antes de 2023 casi 150 ciudades españolas por contar con más de 50.000 habitantes, tal y como obliga la Ley de cambio climático y transición energética.

En este caso, las investigadoras toman el ejemplo de Roma, donde se ha reducido el tráfico de automóviles en un 20 % en determinadas horas restringidas y un 10 % en las horas no restringidas.

Fomento de otros medios de transporte

Las autoras han encontrado diversos ejemplos en los que empresas, colegios y universidades organizaban viajes para que sus trabajadores o alumnos no acudan a sus respectivos centros haciendo uso del vehículo privado. También, las entidades podían ofrecer otros incentivos, como descuentos (o gratuidad) en el transporte público, una mejor infraestructura para bicicletas y campañas de asesoramiento a los viajeros. Estas medidas se tradujeron en caídas en el número de automóviles de entre el 3 y el 37 %.

También, comprobaron cómo el fomento del coche compartido entre trabajadores que vivían en el mismo barrio podía reducir considerablemente el número de vehículos privados. Según la revisión de la literatura existente, entre 12 y 15 coches menos por cada coche compartido.

https://www.eleconomista.es/empresas-finanzas/noticias/10310634/01/20/El-Gobierno-obligara-a-los-150-municipios-con-mas-de-50000-habitantes-a-tener-una-Zona-de-Bajas-Emisiones.html

Aunque esta medida ha mostrado "resultados prometedores" en ciudades como Bremen o Génova, "otros estudios apuntan al riesgo de que el uso compartido de automóviles pueda, de hecho, inducir a los residentes que anteriormente no tenían automóviles a aumentar su uso del automóvil", advierten las expertas.

Las autoras también incluyeron en su revisión otros métodos para controlar el tráfico, como establecer tarifas para estacionar en el lugar de trabajo o como la implementación de una aplicación móvil de movilidad sostenible con la que incentivar el desuso del coche.

"La ciudad italiana de Bolonia, por ejemplo, desarrolló una aplicación para individuos y equipos de empleados de las empresas participantes para rastrear su movilidad. Los participantes compitieron para ganar puntos por caminar, andar en bicicleta y usar el transporte público, y las empresas locales ofrecieron a estos usuarios de la aplicación recompensas por alcanzar los objetivos de puntos", explican.