
Tener la ciudad a los pies, sentir el placer del vértigo o maravillarse de la espectacularidad de la arquitectura son algunas de las sensaciones que experimenta el ser humano al contemplar el mundo desde una torre observatorio.
Si antes las torres de los castillos en lo alto de una colina servían para atisbar un posible peligro y avisar a tiempo; hoy, muchas de las torres y rascacielos más altos del mundo, además de hogares u oficinas, ofrecen en lo más alto pequeños lugares donde la vista se pierde en la inmensidad del cielo.
Antiguas torres como la Eiffel en París, la estatua de la libertad en Nueva York, el Miguelete en Valencia o el Faro de Moncloa - que sufrió un incendio recientemente- reflejan el gusto del ser humano en cualquier ciudad y cualquier época por crecer en vertical y ver lo que desde allí se puede.
En la actualidad, parece que lo de construir rascacielos con observatorios en lo alto vuelve con fuerza. Tras la inauguración el pasado año del One World Observatory, un nuevo mirador en el cielo de Nueva York; llega una nueva torre observatorio en Filadelfia: el One Liberty.
One Liberty Observation Deck ha sido el nombre elegido para bautizar al impresionante mirador que ofrece vistas en 360º de la ciudad de Filadelfia, en el estado de Pensilvania.
Desde una altura de 260 metros, los turistas de la quinta ciudad más poblada de los Estados Unidos ya tienen un nuevo punto por conocer en la torre Liberty Place.
Abierto desde las diez de la mañana hasta las diez de la noche y tras 72 minutos de subida en ascensor, el One Liberty Observation Deck es un lugar indispensable para maravillarse del skyline filadelfiano y formar parte de la seña de identidad de Estados Unidos.