
Guapos, ricos y famosos, así son las celebridades más mediáticas del star system cuyas vidas nos parecen de una perfección casi inalcanzable y que para ellos acaba siendo la rutina diaria de una existencia marcada por los excesos y las grandes fortunas. Pero ¿qué hacen las celebrities con las cantidades ingentes de dinero que se embolsan casi a diario? La mayoría dan rienda suelta a sus caprichos y, en casi todos los casos, invierten gran parte de sus ganancias en enormes mansiones que valen una fortuna.
John Travolta es uno de esos nombres que, pese a los años transcurridos desde su salto a la fama, continúa apareciendo en los medios de todo el mundo. Actor, bailarín y piloto, no podía faltar en su mansión de Florida un aeropuerto propio donde "aparcar" los cuatro jets privados que forman parte de sus pertenencias.
Pero el nombre que nunca perecerá y que creó una de las leyendas más famosas del mundo del artisteo es, por supuesto, el de Michael Jackson. Conocido por su talento y también por sus extravagancias, el rey del pop hizo contruir Neverland, en la actualidad objetivo de otras celebridades como Lady Gaga o Beyoncé. Concebida como un parque temático con zoo incluido, su destino es ahora incierto.
Extravagante es también el gusto de las dos lolitas por antonomasia del pop estadounidense. Aunque ambas han perdido ya la esencia que las hizo saltar a la fama como dos ingenuas rubias adolescentes, Britney Spears y Christina Aguilera siguen sacando discos y vendiendo exclusivas. Si bien la casa de Brit no era de las más grandes, llamaba la atención por tener un bar en todas y cada una de las habitaciones, mientras que lo que sobresalía de la mansión de Christina era su decoración hortera y excesiva y su pésima distribución, que incluía una cocina dentro de un dormitorio. Ambas acabaron poniendo sus viviendas en venta.
También la mansión de Celine Dion dio mucho que hablar y le acarreó más de un problema. El hecho de que su casa de Florida, a la que se mudó tras el nacimiento de sus gemelos, contenga una piscina construida a modo de parque acuático que consume unos 24 millones de litros de agua, provocó que las autoridades tuvieran que llamarle la atención y multarla en más de una ocasión.
Aun así, el premio a la vivienda más creepy, se la lleva Pharrel Williams. Aunque es difícil competir con la casa de los horrores de Aguilera, el rapero lo ha conseguido al decorar su lujosa mansión con todo tipo de dibujos animados. Fotografías, murales y estatuas llenan el espacio de la vivienda de Williams, un espacio no apto para los que sufran de miedos infantiles.