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¿Compramos la casa de un asesino? Así vivía el actor de Dexter

Lujosa, espaciosa y sobria. Su aspecto no podría ser más distinto al que pensamos cuando tratamos de imaginar la casa de Dexter Morgan, el forense-asesino al que da vida Michael C. Hall en la exitosa serie televisiva que comparte el nombre del protagonista. Pero su refugio personal en la realidad no tiene nada que ver con un lúgubre y terrorífico centro de mandos más propio de una mente criminal convencional.

Pero un actor de la talla de Hall no tiene nada de convencional; y su casa, tampoco. Por ello, a raíz de su reciente ruptura con su pareja, acaba de sacarla al mercado con una cifra de 1,995 millones de dólares, muy apropiada para un hogar que cumple con los parámetros de diseño elitista, comfort y sofisticación. El 90-60-90 propio de la arquitectura de Hollywood. La casa de Michael Hall se encuentra ubicada en una de las calles más tranquilas y seguras de Hollywood Hills. Ideal para quienes deseen tener de vecina a la hermosa Charlize Theron y deseen disfrutar de un estilo de vida sin sobresaltos y en completa intimidad. De hecho, el aire de privacidad de la zona es tal que el actor no se planteó dos veces cambiar las anteriores puertas del comedor por unos paneles de cristal corredizos que comunican la sala con un amplio patio, en el medio del cual una piscina olímpica de aguas turquesas y cristalina invita a refrescarse las tardes más calurosas de verano.

La huella del prestigioso y socorrido Hal Levitt se reconoce en la estética del edificio de 325 metros cuadrados que cuenta además con cuatro dormitorios, cinco baños, comedor, cocina convenientemente amueblada y gimnasio. El suelo de todas las habitaciones interiores -salvo el de la cocina- es un recubrimiento de madera de tilo italiano, pulida y suave. Su tonalidad clara, acompañada por las impolutas paredes (donde ninguna mancha de sangre rompe su blancura) y las amplias ventanas, confiere a la instancia una luminosidad natural. Los colores anaranjados, granates y marrones oscuros de la tapicería y el mobiliario, y el exotismo de las piezas decorativas y las alfombras que cubren el parqué, recrean una agradable sensación de calidez que evaporará cualquier reparo que podamos sentir al intriducirnos en el nido de un criminal. La "lujosa sencillez" de la que hace gala el actor a la hora de amueblar las habitaciones invitará a los visitantes y posibles compradores a sentirse en poco tiempo como en casa. Y cualquier signo de incomodidad superviviente desaparecerá en cuanto pongamos un pie en el gimnasio personal, completamente equipado para cuidar la silueta y ponerse en forma.

Nunca el zulo de un asesino tuvo un aspecto más tentador e inocente.

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