
Si Tom Hanks, en una de sus comedias más conocidas, hubiera terminado en una terminal como la del aeropuerto de Changi, seguro que no habría tenido tanta prisa por abandonarla y explorar la ciudad que le esperaba al otro lado de las puertas acristaladas.
Y a aquellos perjudicados por la huelga de controladores aéreos de finales de 2010 no les habría importado pasar el puente de diciembre en Barajas si contara con la exquisita y exótica decoración de la que hace gala estas instalaciones cercanas a Singapur. Cines, un jardín de mariposas que invita a la relajación, piscina, hospital, spa, un Hard Rock Café... Los servicios que ofrece este aeropueto para asegurar el comfort y el entretenimiento de sus clientes de paso son tales que, como una de las islas encantadas de Simbad el Marino o la Odisea, resulta difícil resistir la tentación de echar anclas, renunciar a los proyectos de vacaciones tan cuidadosamente planeados y quedarse.
Con su decoración de aire tropical, la calidad que ofrece y la rapidez y eficacia con la que atienden a la gente en los mostradores y puesto de información, no es extraño que desde su apertura en 1981 haya cosechado un bagaje de casi 300 premios, ni que haya ocupado las posiciones más elevadas en los rankings, ni que pisen sus baldosas una media de 69 millones de pasajeros al año.
Además, para que ningún viajero en espera adolezca de rutina en este oasis, llevan a cabo las más variadas actividades. Sin duda, la que se llevó la palma fue la obra de Kurt Wenner, el renombrado artista tridimensional, que inauguraron el pasado mes de mayo. El circo de ilusiones ópticas que desplegaron sorprendió a los aglomerados en las terminales, aunque también dificultó ligeramente la búsqueda de la puerta de embarque adecuada. Seguro que alguno perdió su vuelo, pero también es seguro que no le importó cuando magia e ingenio se habían unido para él, para que disfrutara de un momento único. Y, sobre todo, si tenía una sala de espera como el aeropuerto de Changi para aguardar eternamente a la sombra de sus palmeras.