
Cartagena se mueve. También en el sector gastronómico. El mejor ejemplo de ello es el restaurante Magoga, donde el matrimonio formado por María Gómez y Adrián de Marcos representa modernidad y buen hacer. Situado en la histórica plaza donde se encontraba la antigua lonja, la evolución en cocina ha sido constante, aunque siempre bajo un denominador común: Murcia y su rica despensa, con Cartagena en primera línea. Frescos mariscos y pescados de sus costas, arroces de Calasparra, salazones o verduras y frutas de la fértil huerta... exquisito cuidado de las materias primas.
Una amplia sala en tonos negros y blancos es el relajado medioambiente donde degustar una cocina de mercado, basada en la tradición, que se abre a la creatividad y las técnicas actuales. La chef María Gómez, formada en el Basque Culinary Center de San Sebastián, posee un amplio bagaje con estancias en Arzak, Adriá o Arbelaitz.
Todo ello se traslada a su carta, en la que desgrana una cocina mediterránea y cartagenera con el sello del siglo XXI. En la oferta, desde unos conseguidos langostinos de Guardamar con las cabezas en tempura a una ensalada de salazones con espuma de anchoa que navega en la autenticidad. Un canto a lo autóctono, como los guisantes ne- gré, típicamente murcianos y papada del chato (cerdo negro recuperado en la zona) en una deliciosa armonía. Y no faltan arroces, entre ellos el de codorniz, en su punto y pura suculencia.
Entre los pescados, el sabroso galete de atún rojo hecho al vacío y salsa perigord o los chanquetes del Mar Menor- la angula de la comarca-, perfectos de fritura, aunque algo anulados por la crema de toffe de ajos asados. Platos logrados, aunque con un exceso de salsas, que desluce en parte la valía de la cocina y los grandes productos utilizados.
En sala, donde Adrián de Marcos ejerce de director, todo es armonía. Delicado servicio, mesas perfectamente vestidas, original menaje... Abel Valverde, maître de Santceloni, les asesora en este aspecto, como también lo hace con el surtido carro de quesos, integrado por exquisitas e insólitas piezas de muy especiales elaboraciones.
La amplia y variada carta de vinos cuenta con 300 etiquetas entre las que se encuentran añadas históricas y referencias internacionales.
Poseen un interesante Menú Degustación con maridaje (100 euros). También detalles como el pan de masa madre y originales aceites de oliva para probar.
Entre los postres, destaca el chocolate con algarroba, toda una delicia. Magoga, una de las apuestas culinarias más sólidas de la región.