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Qué es un foodie y por qué comen cosas raras (chocolate con vino, lo último)

El término foodie se está haciendo cada vez más popular en España. Los nuevos restaurantes, las publicaciones gastronómicas y las nuevas tendencias culinarias buscan seducir a aquellos más amantes del comer y del probar. ¿Sabe usted si es un foodie?

Aunque el término nace en los años 80 de la mano de Paul Levy, Ann Barr y Mat Sloan y su libro The Official Foodie Handbook, éste ha resurgido con fuerza gracias a los Medios Sociales. El gusto de las redes por lo curioso, lo diferente y lo bizarro marida a la perfección con la pasión de los foodies por encontrar nuevos horizontes gastronómicos. De hecho, ya existe el término de socialfoodie y su reto casi diario es alimentar a la Red de sabrosos vídeos o imágenes con los últimos experimentos culinarios.

Sin embargo, ¿qué es esto de ser foodie?. Pues según Paul Levy, uno de los autores del libro citado, un auténtico foodie implica ser un obsesionado de todas las cosas del comer. Un foodie puro no va en busca del mejor restaurante, del mejor plato o del menú degustación con más estrellas Michelín. El foodie es aquél que rastrea, busca, prueba y encuentra nuevos lugares, nuevos ingredientes y nuevas recetas que les permitan vivir una experiencia gastronómica; ya sea en un fino restaurante o en un puesto de comida callejera. Es decir, no son ni unos finolis, ni unos críticos de cocina, ni unos puristas del ingrediente, ni unos gourmets pedantes.

Eso sí, ser un foodie también tiene consecuencias y su obsesión por las cosas del comer llega allí donde un gourmet y el resto de los mortales no alcanza. Ser un acérrimo foodie en ocasiones implica nadar en cualquier salsa a la que su pasión por la comida le lleve. Además de buscar nuevos restaurantes y nuevos sabores, un foodie empedernido está interesado en la parte científica de la comida, consume prensa especializada, sabe de la vida y milagros de los cocineros de renombre y sus perfiles sociales están rebosantes de esos minivídeos del tipo un 'pescado en papillot en 30 segundos'. Y todo esto desde el amateurismo, un foodie lo es en el tiempo libre.

Si usted ya se reconoce como foodie, sepa que uno de los últimos productos más top y que llega directamente de Los Angeles es el chocolate rosa. Su nombre es California love, es apto para veganos (sí, todo muy foodie) y está fabricado por Compartés, artesano chocolatero desde 1950. El chocolate es una combinación de cacao fundido con vino rosado francés y rematado con azúcar de pétalos de rosa. Los que lo han probado dicen que está bueno y lo cierto es que se vende como churros, a nueve euros la tableta.

Lo dicho, foodie o no foodie, la democracia del sabor ha llegado y es el momento de confesar todas y cada una de las originales combinaciones, los dudosos maridajes o las eclécticas permutaciones que suele hacer con la comida. Valga como ejemplo el chorizo con Nocilla, las patatas fritas (de bolsa) mojadas en Coca-cola o el bocata de gallos rebozados.

Que aproveche.

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