Esta región de Castilla y León es famosa por sus bodegas y sus exquisitos vinos, pero no hay nada mejor que viajar hasta el corazón de sus tierras para descubrir el paisaje que yace en su interior.
Madrid y Castilla nunca estuvieron tan cerca. Si se quiere vivir una experiencia única donde la historia, el arte y los sabores se funden en un solo lugar, aparece como novedad la Wellcome Ruta del Vino de Rueda.
A finales de marzo quedó inaugurada una de las citas más importantes para poder visitar Medina del Campo, con el atractivo turístico para los excursionistas de llevarlo a cabo en un tren de alta velocidad que parte desde Madrid. Así se puede olvidar del coche y viajar con total libertad para degustar los vinos de la D. O. más antigua de Castilla y León.
Cuando se llegue a la Villa de las Ferias, un guía profesional conducirá a los visitantes, en un transporte privado que ofrece el propio paquete, al centenario Castillo de la Mota. Esta fue una fortaleza defensiva que gestó su leyenda gracias a los determinantes acontecimientos en la convulsiva historia de la región. Allí se vivió el camino que recorrió Isabel II hasta que se proclamó reina, el cautiverio que sufrió su hija Juana -apodada como la loca-, entre otras historias.
Las bodegas son también protagonistas de la escapada y serán destino de una visita en la que se mostrará el laborioso proceso de elaboración del vino, y donde se podrán degustar famosos caldos en una cata comentada. Tras años de trabajo por el cuidado y protección de la uva Verdejo, la DO Rueda toma forma como tal en 1980, siendo la primera en surgir en España. La bodega Muela de Tordesillas es recordada por el encierro de Juana la loca a manos de sus padres. Ciento y una leyendas giran en torno a su cautiverio y sirven de marco idóneo para el paseo por sus calles hasta esa bodega, que aún deja envejecer sus vinos en el calado subterráneo de su propiedad.
Bodegas de gran renombre también fluyen al costado de los márgenes del río Duero, por ejemplo, Yllera, Emina, PradoRey o Aura.
La gastronomía invade cada rincón de esta ruta. Así, los restaurantes llevan a las mesas las mejores materias primas de la zona, recordando que estas tierras no son únicamente vino, sino lugar de lechazo, buenor y aromáticos quesos y repostería centenaria de los monasterios y abadías de la zona, desde la más vanguardista hasta la más conventual.
Taperías, mesones y restaurantes combinan diferentes tipos de cocina para adaptar sus propuestas culinarias a todos los paladares con las mejores materias primas que dan vida al territorio. Se podrá disfrutar de los sabores de la cocina castellanolionesa en el restaurante que el visitante prefiera o bien continuar por libre con la escapada. La vuelta será el mismo sábado a mitad de la tarde con destino a Madrid. El precio del paquete es de 49,50 euros por persona.
