
La última moda en Madrid son los bistrós, un concepto muy alejado por estos lares de los establecimientos clásicos parisinos y que ha venido a convertirse en una especie de cajón de sastre para definir restaurantes pequeños, acogedores y a buenos precios. Este sería el caso de Rita & Champagne, un novedoso restaurante en el que se autodefinen como bistró y que ha venido a sumarse (y sumar) al ámbito de la zona de Las Salesas, últimamente lo más in de la ciudad.
Enclavado en el local de la desaparecida Taverna Siciliana, en su carta se combinan las especialidades italianas con algún guiño ajeno, como la pluma ibérica con queso manchego o la hamburguesa de luxe. Al entrar, impresiona sobre todo el espacio. Gino Cavaliere, Alain de Cárdenas y Sahily Romero son los propietarios y, en esta aventura gastronómica, no han renunciado a su experiencia en el mundo de la restauración y el arte.
El diseño
El local, de dos alturas, rezuma originalidad y buen gusto. Un estilo propio guiado por Patricia Galdón, la diseñadora, con instalaciones artísticas en un entorno de materiales nobles y piezas de autor. Obras únicas de distintos artistas que se funden con el ambiente.
El capítulo gastronómico se abre con las pizzas, cuidadas y buenísimas, hechas en un espectacular horno de leña, donde también se cuece la focaccia y los distintos panes. Entre las doce variedades no falta la Margarita, llamada así en honor a la reina Margherita, que dio nombre a la pizza y? a este bistró. Por supuesto, "Rita" de Saboya la degustaba con champagne. Imprescindible pedir alguna, incluso como aperitivo para compartir, tan ligeras y suculentas son todo un lujo. Además, entre las entradas, un calentito consomé de dioses (con judías negras, almejas y guanciale), una rica burrata con aceite de carbón y cherries caramelizados o los huevos 65º con setas de temporada y parmentier.
El chef Andrea Bernardi apuesta siempre por productos de temporada y, entre los segundos,- Mare& Terra-, sirve desde un pez mantequilla a la tagliata de vacuno mayor. Y desde luego, pastas hechas en la casa, como la deliciosa carbonara en espiral, ahumada con serrín de roble francés. Entre los postres no falta el tiramisú, del que presumen está elaborado según la auténtica receta veneciana. En cuanto a la carta de vinos, muy justita en referencias, excepto el apartado de champanes, de los que ofrecen ocho marcas distintas. Como aperitivos, el delicado Bellini o el elegantemente amargo Spritz.