
La torre residencial de 58 pisos de viviendas de lujo de San Francisco, la Millennium Tower, se ha hundido 40 centímetros desde su construcción en 2009 y actualmente tiene una inclinación de cinco centímetros, según informa el diario local San Francisco Chronicle.
Ubicado en el número 301 de la calle Mission, esta torre de 197 metros de altura es un proyecto de 350 millones de dólares que se ha convertido en símbolo de la jet set de la ciudad californiana. La torre es el hogar de numerosas personalidades como el jugador de fútbol americano Joe Montana o de líderes inversores de Silicon Valley. El precio por los apartamentos abarca desde 1,5 millones de dólares hasta los 10.
El profesor Greg Deierlein, director del Centro de Ingeniería Sísmica John A. Blume de la Universidad de Stanford, ha confesado al mismo medio local que estos niveles de hundimiento son significativos y preocupantes, y recordado que las Torres Petronas de Malasia solo se han hundido unos siete centímetros desde sus construcción en 1998 y su inclinación apenas alcanza el centímetro. Además, Ashok Vaish -uno de los residentes de este edificio- ha declarado al medio KTVU que el garaje y la calzada exterior presentan grietas.
Los propietarios de la torre han formado una asociación y culpan de este hundimiento a las obras del Centro de Tránsito Transbay, una gran central de autobuses y ferrocarril que está programada para ser completada en 2017. Quien también responsabiliza a esta obras es la constructora de la torre, Millennium Partners.
Frente a estas acusaciones la Transbay Joint Powers Authority, responsable de las obras de la estación, ha asegurado al diario San Francisco Chronicle que no tienen ninguna responsabilidad en la inclinación y el hundimiento de la torre. Esta organización en el año 2010 encargó a la consultora Arup un informe sobre cómo la construcción de la estación podía afectar a la torre. El informe reveló que la torre en ese momento ya estaba hundida unos 25 centímetros.
PJ Johnston, portavoz de Millennium Partners, quiere mantener la calma de sus clientes y dice que en 2014 se encargó un estudio independiente sobre la seguridad del edificio que determinó que no hay riesgos. Sin embargo, la asociación de los vecinos de la torre más que seguridad están aludiendo a un problema de agravio económico: un edificio inclinado no es la inversión más atractiva en una ciudad tan sísmica como San Francisco. Por otra parte, ingenieros están trabajando en una posible solución que implicaría el bombeo de cemento bajo el edificio para su estabilización.