
Muchos han oído hablar de ella, pero muy pocos son los que han conseguido una invitación para conocer los secretos que se esconden tras las extravagantes fiestas, las conejitas en ropa interior y los litros de alcohol que pueblan esta mansión. Aunque se haya dejado ver en videoclips, películas y series, este paraíso escondido en Holymby Hills, Los Ángeles, solo ha sido accesible para las mujeres más atractivas del planeta y el 'top' de las celebridades.
Tan restringida ha sido su entrada que ha generado una gran expectación entre todos los mortales que jamás podrán atravesar esas puertas prohibidas. Por ello, en la década del 2000 la cadena de televisión estadounidense E! creó el reality show The Girl's Next Door en el que participaron las tres novias que Hefner tenía en ese momento: Holly Madison, Kendra Wilkinson y Briget Marquardt.
La mansión Playboy, además de convertirse en sede de los mayores espectáculos entre las estrellas de Hollywood desde 1959, ha sido la casa del fundador y editor jefe de la revista Playboy, el mismísimo Hugh Hefner, que a sus 89 años de edad está considerado como icono y defensor de la revolución sexual con una lista interminable de jóvenes modelos que han caído entre sus brazos.
En un principio la residencia se encontraba en Chicago, hasta que en 1974 se trasladó a la costa californiana para disfrutar del radiante sol en los más diminutos bikinis. Pero poco más se conocía sobre ella hasta ahora, cuando gracias a la web The Richest, se han desvelado algunos de los misterios que se ocultan tras las paredes de esta mundialmente popular mansión.
1. Es la única vivienda privada de Los Ángeles con licencia para abrir un zoológico
En este refugio donde el ocio es el principal objetivo, las mujeres semidesnudas no son lo más salvaje. En la villa hay una amplia colección de animales exóticos como tucanes, flamencos, guacamayos, monos ardilla o tigres que forman parte de un número más de su espectáculo durante las largas jornadas de fiesta.
2. Hugh Hefner ya no es el dueño de la mansión
Así es, a pesar de que toda marca Playboy esté íntimamente ligada al fundador y editor de dicha revista, ahora el multimillonario ya no es propietario de la residencia. Y aunque todavía se encuentra alrededor del domicilio y se deja caer de vez en cuando, ya no tiene nada que ver con ella. Por eso cada vez que pisa su antigua morada se alquila las habitaciones y espacios comunes que pueda necesitar para su uso personal.
3. Los fuegos artificiales están permitidos en cualquier momento
Será por extravagantes permisos; el pirotécnico también forma parte de su lista. Esta lujosa residencia puede prender los fuegos artificiales que quiera y en cualquier momento. Por ello siempre aprovecha este privilegio para celebrar por todo lo alto el Día de la Independencia de Estados Unidos, el cuatro de julio. Los espectaculares shows del magnate son indescriptibles pero, ¿a los vecinos les hará la misma gracia?
4. Anteriormente la mansión fue propiedad de un Chessmaster
Este popular domicilio no siempre estuvo repleto de sexy bunnies correteando por sus pasillos, porque sus paredes ya fueron levantadas en 1927 y no precisamente por el carismático Hugh Hefner. Louis D. Statham fue su antiguo propietario y fundador, aunque no compartían gustos ni profesión, ya que este caballero fue un importante ingeniero y un jugador de ajedrez de renombre mundial. Entre los inventos de Statham destacan legados que se implementaron en la navegación de naves espaciales de la NASA, y es que con una mansión de tales dimensiones tenía habitaciones de sobra para convertirlas en talleres en los que experimentar con nuevas ideas. En 1971 pasó a las manos de Hefner, quien le dio un lavado de cara con múltiples reformas para borrar su interesante pasado y crear un excitante presente.
5. Cuenta con una plantilla de 70 personas, sin incluir a las conejitas
Las casas grandes siempre necesitan mucho trabajo, y más si hablamos de una megamansión de más de 1.858 metros cuadrados habitables, sin contar con los terrenos de exuberantes jardines y piscina con cascada. No es ninguna novedad, pero un personal tan grande parece casi excesivo, aunque si hablamos de un magnate multimillonario lo más seguro es que no conozca los límites en cuanto al dinero. Por ello Hugh ha contratado a un gran número de empleados para que dejen su pequeña morada como los chorros del oro, entre ellos se incluyen todo tipo de trabajos, desde cocineros, mayordomos y jardineros, hasta el personal de mantenimiento, seguridad y los cuidadores del pequeño zoológico privado que se esconde entre su selvático oasis.
6. El candelabro Lacey
A pesar de las reformas que ha sufrido la residencia, no ha cambiado mucho en estilo y ornamentación desde aquel 1970 que se hizo con ella. Los paneles de madera y los detalles antiguos son elementos que rodean todas las salas, e incluso algunas de sus ex playmates han confesado que "todo en la mansión parece viejo y destartalado". La única de las habitaciones que se salva un poco es la que fue de Hefner, que cuenta con una atrevida decoración cortesía de Victoria's Secret. Aunque pueda resultar algo extraño por tratarse de una firma de lencería femenina, hay que tener en cuenta que estamos hablando de un hombre muy peculiar; pues lo llamativo de su dormitorio es la araña de luces que ilumina el cuarto. No por extravagante o llamativa, sino porque esta particular lámpara está decorada con las braguitas de varias mujeres que han pasado por la casa.
7. Una vivienda de más de 1.858 metros cuadrados
El hogar de las estrellas refleja el poder que ostentan, por eso cuando hablamos de la mansión de celebridades no nos sorprende saber que muchas superan las cuatro cifras en metros cuadrados. Este mismo caso se manifiesta en la Mansión Playboy, que además de contar con más de 1.858 metros cuadrados habitables, se puede disfrutar también de 5,3 acres de terreno. Y no era para menos teniendo en cuenta que todos sus invitados pueden visitar sus dos piscinas privadas, el enorme gimnasio, una cocina mejor que la de algunos restaurantes de lujo, el zoológico privado, sala de juegos, cancha de tenis y otros excesivos espacios. No sería nada raro pensar que más de una bunny se haya perdido entre las grandes dimensiones de la propiedad.
8. Es el tema de un libro
Este libro no habla sobre las confesiones de alguna de las conejitas o una biografía de su fundador Hugh Hefner, se trata de Inside the Playboy Mansion. La propia mansión es el tema principal de esta obra, que se lanzó en el año 1998 debido al escándalo que supuso que surgiera una residencia de tales características en aquella época. En su interior hay un sinnúmero de instantáneas que reflejan los diferentes espacios que esconden las paredes de una de las viviendas más polémicas y que solo ha podido verse en algún programa de televisión o película. Por primera vez las puertas de ese mundo se abrieron al público en este excitante recorrido visual en forma de libro. Las imágenes representan un estilo de vida sin igual, así como las fotografías de archivo de la colección privada de Hefner, las playmates, celebridades y lujosos lugares de interés de su interior.
9. Ha aparecido en varios programas de televisión y películas
El diseño interior no es el fuerte de este palacete, pero no es ningún secreto que la casa Playboy esté pasada de moda. Sin embargo, eso no ha sido un inconveniente para convertirse en un icono de las fiestas y la lujuria. Por ello, muchos programas de televisión y películas han atravesado los muros del paraíso para mostrar al ansiado público lo que se esconde detrás de estas paredes. En la mayoría de ocasiones no han tenido que inventar una historia alternativa, porque los personajes que la han visitado en su papel estaban haciendo una visita real a la Mansión Playboy. Algunos ejemplos son series como Curb your enthusiasm, Entourage, Sexo en Nueva York, El Príncipe de Bel-Air o la comedia The House Bunny.
10. Es muy sucia
Resulta extremadamente extraño que una casa pueda estar sucia si cuenta con una plantilla de 70 personas trabajando para mantenerla impecable. Ya son muchas las ex playmates que se han pronunciado ante las lamentables condiciones del domicilio, que gran parte de su suciedad se debe a la irresponsabilidad de Hugh Hefner por no haber domesticado a sus animales. Por ello, algunas bunnies han declarado: "Archie, el perro de la casa, se alivia con frecuencia en las cortinas del hall, lo que añade un fuerte olor a orina al aspecto general de decadencia". El polvo, el desorden, las antigüedades y los desagradables olores de las heces de sus mascotas son algunos de los motivos por los que las mujeres del multimillonario acaban repudiando una de las viviendas más populares del mundo.