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El abogado que lo dejó todo para fabricar zapatos (y los vende por 7.000 euros)

Decidir el futuro profesional a los 18 años no siempre es buena idea, más cuando la creatividad es el anhelo. Fue el caso de Norman Vilalta, que a esa edad dejó su ciudad natal Puerto Madryn, Argentina, para viajar a Buenos Aires y estudiar Derecho. La carrera la terminó y el trabajo en el bufete llegó, pero 12 años después lo dejó todo para embarcarse en el arte de los zapatos. Actualmente, Norman está al frente de su propio atelier de zapatos a medida en Barcelona fabricando modelos que alcanzan los 7.000 euros. Y no se arrepiente de nada: "Soy muy feliz".

Norman Vilalta, argentino de 46 años, sentencia en una entrevista a Evasión que "si me conocieras sabrías que crear y ser zapatero tiene que ver más conmigo que la abogacía". Sin embargo, su historia sorprende porque son pocos los que toman la decisión de frenar y cambiar la dirección. De hecho, muchos de los clientes abogados de esta zapatería tienen sentimientos encontrados al conocer esta historia. "Mucha gente quiere cambiar su vida", asegura Vilalta.

El joven Vilalta entró en el campo de las leyes porque quería cambiar el mundo, concretamente quería ser político. Una meta quizá ingenua que con el paso del tiempo se convirtió en algo totalmente diferente, más profundo y más relacionado consigo mismo. Él, según confiesa, era bueno con las manos y en las labores creativas, pero necesitó varios años para decidir qué quería ser 'de mayor' y dejar así la abogacía. Sin embargo, una vez decidido el camino tardó apenas un mes en preparar la nueva vida. "En un mes y medio deje Buenos aires por Florencia, de hecho un miércoles dejaba mi bufete y el lunes siguiente ya estaba en Florencia aprendiendo a hacer zapatos", explica. En este proceso, el apoyo familiar fue incondicional.

En la ciudad Italiana, país familiar por su raíces italoespañolas, Norman dedicó casi un año y medio a aprender el oficio de la zapatería: "Me dediqué a aprender, solo pensaba en asimilar los conocimientos que se me daban para formar la cabeza de zapatero". El resto de la formación para convertirse en un artesano del zapato la realizó de manera autodidacta una vez levantado su taller en Barcelona. "Tarde como cinco años en saber quién soy yo como zapatero", explica.

Aunque había valorado otras ciudades como Nueva York o París, Vilalta se decidió por comenzar su camino empresarial en España por las raíces culturales y familiares que le unían ald estino, y también por la prestigiosa experiencia zapatera de este país. Sin ir más lejos, este zapatero pertenece al gremio de la Cofradía de San Marcos que data del año 1202 y también reconoce la experiencia zapatera todavía más antigua que hay en el sur de nuestro territorio.

El principal negocio de Norman Vilalta es la producción de zapatos completamente a medida para cada cliente: "Yo diseño una horma nueva y personalizada para cada cliente. Cada una de mis hormas tiene que ver como viste cada cliente". Para cada uno de estos modelos se necesitan unos 10 meses de trabajo de un equipo de 4 personas. Y el precio puede variar entre los 3.000 y los 7.000 euros según el tipo de diseño y sobre todo el tipo de material utilizado. Norman Vilalta suele trabajar pieles de origen italiano, francés a inglés.

Receloso de la intimidad de sus clientes, Vilalta no quiere confesar algunos de los clientes de renombre que acuden a su taller. Sin embargo, sí explica que su clientela es muy variada tanto de edad como de profesión. E incluso mucha gente joven está comenzando a adquirir sus zapatos sobre todo desde que produce colecciones ready to wear, con modelos que rondan los 900 euros, o la ready to wear 1202, con modelos hechos a mano que vende a precios entre 1200-2000 euros.

El ejecutivo que 'abandonó' a Amancio Ortega llega a Madrid con su cadena de restaurantes

Decir adiós a Amancio Ortega y al grupo Inditex merece como mínimo un ejercicio de reflexión previo, más si la persona que se despide tenía un puesto de responsabilidad en la organización y un buen salario. Pero Martín Presumido, exdirector comercial de Zara Man para todo el hemisferio sur del grupo Inditex, lo hizo y la cosa parece que le ha ido bien. El primer restaurante de pizzas gourmet que abrió en 2013 en A Coruña, Mamá Chicó, se ha transformado en una exitosa cadena de establecimientos que ha dado el salto a la capital madrileña, concretamente a la calle Recoletos, número 10. Siga aquí leyendo la noticia.

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