
Ingvar Kamprad, de 89 años, es el hombre que fundó y dirigió durante más de siete décadas la compañía líder en la producción, distribución y venta de mobiliario low cost del mundo: IKEA.
Nacido en suecia en el seno de una familia humilde, Kamprad ha conseguido convertirse en el decimocuarto hombre más rico de Suecia con una fortuna que Forbes estima en 3.400 millones de dólares.
Fue el conocido como flatpacking, proceso de reducción de costes gracias a que los compradores eran los que montaban los muebles, el sistema que sirvió a Kamprad para revolucionar el sector de la venta de muebles y el hecho que puso la primera piedra del éxito empresarial de IKEA, y de su fortuna.
Fundada en 1943, cuando el magnate sueco apenas sumaba 17 años, IKEA nació como una compañía donde el adolescente vendía pequeños artículos de decoración. La madre de Ingvar fue la primera inversionista de IKEA gracias a la pequeña partida de dinero que dio a su hijo en reconocimiento a unas buenas notas.
Tras el modesto inicio, no sería hasta 1951 cuando IKEA lanzase el primer catálogo de muebles. Pronto, sus diseños fueron bien acogidos por el público dando comienzo así un imperio que cuenta con 375 tiendas en 47 países.
Sin embargo, el éxito de IKEA no se queda en el terreno económico, la multinacional IKEA se ha convertido en un modelo empresarial que posee unos valores firmes y un característico Know How que además está exportando a competidores y empresas de sectores diferentes.
Humildad y voluntad, liderar con el ejemplo, atreverse a ser diferentes, unidad y entusiasmo, conciencia de costes, deseo permanente de renovación, aceptar y delegar responsabilidades son parte de los valores de la cultura organizacional de IKEA presente en el interior de la compañía y de la que hace participe a sus clientes.
¿Dónde entra el nazismo dentro de estos valores? Pues Ingvar Kamprad únicamente estuvo involucrado en movimientos naziss durante su adolescencia y fruto de la influencia de su abuela alemana que era una gran admiradora de Hitler, según recoge Business Insider.
Pronto, maduro y con IKEA a las espaldas, Kamprad declaró que haber pertenecido a ese tipo de movimientos fue el mayor error de su vida e incluso quiso manifestarlo por escrito a sus empleados en una carta en donde además pedía perdón.