Si, es cierto. Ya son unos 3.000 los coches de lujo que han sido abandonados en dos de las ciudades más importantes de los Emiratos, Dubai y Abu Dhabi. Ferraris, Aston Martin o Mercedes están almacenando polvo en las lujosas calles de Dubai esperado que su dueño venga a recogerlo.
Sí. El coche de tu vida, con el que soñabas desde la infancia, puede estar en estos momentos aparcado en algún lugar del país árabe esperando a que la policía venga a retirarlo y lo tenga en custodia hasta que el dueño lo requiera.
El Porsche plateado que viste conducir a Sean Conery o Pierce Brosman de niño -aquí la edad influye - puede que esté triste y solo, cubierto de arena del desierto, bajo un sol de justicia y anhelando la llegada de su amo.
Unos ahorrando mes a mes para comprarse un Peugeot descapotable con el que sentirse 'molón', mientras otros van abandonando increíbles superdeportivos o imponentes crossover de lujo.
Pero no todo es lo que parece. Los propietarios de estos coches no son habitantes de los Emiratos, si no que suelen ser mayoritariamente extranjeros que querían disfrutar de los lujos de la bella Dubai.
Lo segundo, y más importante, quizá estos extranjeros no debieran tener tanto dinero como les gustaba aparentar al volante de esos lujosos coches. El motivo principal por el que estos coches han sido abandonados es porque sus dueños no podían pagar las letras del préstamo o incluso porque ya debían dinero.
En los Emiratos este no es un problema menor. Las leyes mantienen una tolerancia cero al impago de recibos. Es más, no practicar un religioso pago de deudas o recibos puede llegar a ser juzgado como un delito. Por ello, aquellos ricos o pseudoricos que hayan administrado mal sus cuentas y no hayan podido pagar la letra del maldito coche, toman la decisión de abandonarlo en el aparcamiento del aeropuerto y dejar el país.
¿Qué hacer con estos coches ahora? Aquí llega el punto tercero, y quizá la mejor noticia. La policía de Dubai deja un plazo de quince días desde que notifica al propietario del coche el abandono del mismo para que venga a recogerlo. De no venir, el coche se pone a subasta y en muchas ocasiones el nuevo precio por el que se obtiene esos superdeportivos de lujo es mucho menor que su precio original.
