Viaje del mes

Carnaval de Mohács


    Pedro Grifol

    En Mohács, pequeña localidad del sur de Hungría a orillas del Danubio, donde en febrero la nieve acumulada aun forma montículos en las aceras, tiene lugar un espectacular carnaval.

    Si bien es tiempo de carnestolendas y los lugareños van disfrazados, el evento no es propiamente dicho un carnaval. Se trata de la representación de un hecho histórico que por su singularidad, y desde 2009, forma parte de la lista del Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad que elabora la UNESCO. Conmemora un suceso acaecido en 1526, en el que los habitantes de Mohács buscaron el modo de atemorizar al enemigo durante la ocupación de su pueblo por el ejército turco.

    Cuenta la leyenda que cientos de lugareños se refugiaron en los bosques, tallaron máscaras horripilantes, se equiparon con pieles de animales y fabricaron mazas y trancas con la madera del bosque. Una noche de tormenta regresaron al pueblo haciendo cuanto ruido les fue posible, profiriendo gritos y sonidos aulladores provenientes de grandes cuernos. Los turcos sintieron tanto miedo al ver aquella horda de 'seres' ataviados con mantos peludos y atemorizadoras máscaras con cuernos, que pensaron se trataba de demonios que los atacaban y acabaron huyendo del pueblo antes del alba.

    Desfile de Busójaras.

    Ahora, la fiesta recibe el nombre de Busójárás -que en húngaro significa 'caminata de los busó'-, y consiste en pasacalles de busós, personajes que en número de más de 500 y ataviados de manera parecida, deambulan por las calles luciendo tremendos disfraces. Van acompañados por carruajes decorados de manera extravagante en los que destacan calaveras, huesos y quijadas de animales, grandes cornamentas, y algunas representaciones fálicas realizadas en cualquier material (incluso de pan); elementos (estos últimos) que nunca faltan en ninguna celebración orgiástica en la que se celebra con alegría el final del invierno y se le da la bienvenida a la primavera con jolgorio generalizado... que es como concluye la fiesta.

    Anterior a la década de los años ochenta del pasado siglo, a la Iglesia no le gustaban mucho estas concentraciones jubilosas donde puede darse cualquier tipo de desenfreno. Y tampoco fue una tradición aceptada por los gerifaltes del período comunista, que también veían peligrosas estas congregaciones masivas del pueblo (por otros motivos); así que el carnaval fue prohibido y no se celebró durante aquellas épocas de oscurantismo político-religioso.

    Chicas disfrazadas.

    Recuperada la libertad, los busós volvieron a aparecer por las calles en los años noventa... Y ahora los busós (que naturalmente siempre son hombres) tienen acompañantes femeninas que también van disfrazadas, aunque de distinta manera. Las chicas visten falda y toquilla a juego, y se cubren el rostro con un antifaz que lleva incorporado una rejilla de ganchillo. Algunas mujeres acarrean a 'su hombre' atado con una ligera cadena por lo que pueda pasar en el alboroto. La apoteosis final consiste en la quema de un ataúd, que simboliza el invierno, en una gran fogata encendida en la plaza mayor. Con cánticos, danzas populares y el ruido de fondo, obstinado y continúo, de pesadas carracas termina el Carnaval de Busójárás de Mohács.

    La Quema del Ataúd.

    A decir verdad, los busós, y a pesar de su aparente aspecto terrorífico, no atemorizan a nadie... ni siquiera a los niños. Sus máscaras son amables y risueñas, incluso las que muestran un rictus más desafiante; así que no tengan miedo, y si van, dispónganse a vivir una orgía popular para burlarse del absurdo de la vida. Todo lo que ocurre durante el carnaval hace que nos sumerjamos en el mundo lúdico de la fantasía y la libertad.

    Para reponer fuerzas entre desfile y desfile -con un gulasch de carne o una sopa de parca con noodles-, el restaurante Káveház es el más famoso, toda una experiencia culinaria ancestral. Aunque también durante los días de fiesta, muchos quioscos de calle ofrecen todo tipo de especialidades regionales acompañadas por bor (vino) o sör (cerveza. Recomendable rematar cualquier ágape con chupito de pálinka (destilado de frutas).

    Merece la pena visitar a los artesanos que elaboran los trajes, máscaras y calzado para los busós, que, durante las fiestas, abren sus talleres a los visitantes.

    El Templo Serbio Ortodoxo también se merece una visita, ya que guarda el icono de 'La virgen de las tres manos', único... Como único es el Carnaval de Mohács... una de las celebraciones más singulares del viejo continente.

    Fechas Carnaval Busójárás: del 4 al 9 de febrero de 2016
    Cómo ir:
    las compañías aéreas Wizzair (www.wizzair.com) y Ryanair (www.ryanair.com) tienen varias frecuencias a la semana con vuelos directos a Budapest (desde Madrid y Barcelona).
    Para llegar a Mohács, situado a 168 km al sur de Budapest, existe un bus directo desde el aeropuerto (www.travel4you.hu) que cuesta 75 euros (I/V) y tarda unas 2 horas.
    Más información:
    www.mohacsibusojaras.hu; tourinform@mohacsph.hu