Comunidad Valenciana

Aznar arremete contra la política económica de Rajoy y pide "reformas de calado" para asentar la recuperación


    Olivia Fontanillo

    José María Aznar ha marcado distancias con la política económica de Mariano Rajoy, a quien instó a retomar "una agenda reformista que está incompleta" tras "el largo paréntesis abierto en 2014". En su primera intervención pública tras renunciar a la presidencia de honor del PP, en un almuerzo con la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), indicó que "impuestos altos, déficit y deuda en alza son lo contrario del círculo virtuoso en que la economía debe basar su recuperación, su crecimiento y la sostenibilidad del Estado del Bienestar".

    El expresidente del Gobierno advirtió de que "la estabilidad presupuestaria y las reformas estructurales no son una opción, sino un imperativo, si se quiere dejar atrás la crisis y participar con éxito en la economía global". "Los empleos que no estén soportados por reformas, sino por déficit, se irán con el ciclo económico y el déficit se quedará", alertó.

    En esta línea, llamó a la "reflexión" y la "responsabilidad" a todas las fuerzas, para ir más allá de "pactos a base de más compromiso de gasto, sin reformas de calado". "No podemos elegir entre acuerdos o reformas; necesitamos los dos. El principal desafío no son las incertidumbres del contexto geopolítico y económico global, que se prevé menos favorable, ni el repunte proteccionista que se atisba, sino el riesgo político interno, ya que la fragmentación parlamentaria y un Gobierno en minoría constituyen un marco poco propicio para las reformas", afirmó.

    Aznar, que considera la última reforma laboral, "necesaria y acertada", priorizó una "reforma fiscal integral". "Se trata de orientar el sistema tributario al crecimiento económico y a su potencial recaudatorio, evitando las distorsiones que genera hoy" y creando un entorno favorable a la inversión. "No es bueno que se asiente la creencia de que la única forma de reducir el déficit es subir los impuestos", añadió.

    Desequilibrios territoriales

    Aznar respaldó dos de las principales reivindicaciones de la Comunidad, la inversión del Estado en infraestructuras estratégicas, "para seguir desarrollando el potencial exportador y atraer inversiones", y la puesta en marcha de un modelo de financiación autonómica "que no deje infrafinanciada" a ninguna región. El expresidente instó a tomar como inspiración el sistema diseñado en 2001 -bajo su presidencia-, "que contó con el mayor apoyo político logrado hasta hoy, evitando modelos como el de 2009, caducado y que sigue aplicándose, ejecutado para beneficiar a unos a costa de otros".

    En esa línea, el presidente de AVE, Vicente Boluda, defendió que "no puede ser que, con la actual deriva existente en nuestro país, se creen comunidades de primera y de segunda, en función de intereses creados o de tensiones muchas veces generadas de forma artificial". "Puede que llegue un momento en que, de tanto desprecio y menosprecio, sobre todo en asuntos como la financiación autonómica o las infraestructuras o inversiones, se empiece a sentir desapego. Sinceramente, espero que nunca llegue el día, pero la verdad es que razones para que emerjan populismos y movimientos demagógicos al respecto, no faltan", señaló.

    Nuevo orden internacional

    Aznar llamó también a una nueva política en la Unión Europea: "Es preciso y urgente culminar la construcción de la eurozona como elemento fundamental de garantía del euro, frente a las turbulencias que seguro volverán en el futuro. Y abordar reformas estructurales, así como hacer plenamente efectiva la integración del Mercado Interior. 
    Necesitamos superar las muchas rigideces que lastran nuestras economías. Y generar los entornos necesarios para que la innovación y el conocimiento sean los motores de nuestro crecimiento y bienestar futuros. Y necesitamos igualmente dar respuesta conjunta, desde Europa, a los ataques permanentes a nuestros valores y a nuestro modo de convivencia. En una Europa que se ve débil y que tiene ante sí la gran incógnita sobre su posición ante el previsible cambio de la relación entre Estados Unidos y Rusia. Seguramente, estamos en la antesala de transformaciones estructurales del orden internacional, las más importantes desde el final de la Guerra Fría. Y tenemos que asumir que como europeos vamos a tener que hacer un gran esfuerzo para asegurar nuestra posición en ese modelo internacional de nuevas relaciones de poder e influencia. Nadie lo va a hacer por nosotros".