Comunidad Valenciana

Rafael Climent: "Tenemos que romper con la economía especulativa"


    Olivia Fontanillo

    Rafael Climent ha tomado las riendas de la política económica de la Generalitat Valenciana tras 16 años al frente de la alcaldía de Muro de Alcoy (Alicante) por el Bloc -partido integrado en la coalición Compromís-. Licenciado en Filología Clásica, el nuevo conseller de Economía Sostenible, Sectores Productivos, Comercio y Trabajo, es uno de los principales representantes en España de la filosofía de la Economía del Bien Común (EBC), cuyos principios ha aplicado en su gestión municipal y quiere trasladar a la autonómica, a pesar de los recelos que suscita en gran parte del mundo empresarial e inversor. "Las evidencias de que ese modelo es viable y sostenible son tremendas. Si en la gestión de ayuntamientos y de empresas se ha podido trabajar de esa manera, cualquier institución y organización puede hacerlo", afirma en una entrevista para la revista digital elEconomista Comunitat Valenciana.

    La Generalitat defiende una revisión del modelo económico y productivo. ¿En qué consistirá?

    Vamos a trabajar en línea con el Acord del Botanic -que recoge los principios del gobierno de coalición de PSPV y Compromís, con apoyo de Podemos-, para construir un nuevo modelo económico, productivo y social. No se podrá conseguir ni en un año ni en cuatro, pero tenemos que poner las bases para un modelo que genere la estabilidad y el bienestar para todos que deseamos; un modelo sostenible, que tenga en cuenta que hay más generaciones que vendrán después. Las líneas de trabajo van en contra del sistema neoliberal que incentiva la competitividad exagerada. Tenemos que romper con la economía especulativa de los últimos años, en la que se ha generado mucho dinero, pero para muy pocas personas, mientras que se ha perjudicado a la mayoría. La EBC es un proyecto que aboga por la cohesión de toda la sociedad. Necesitamos la colaboración de todos los agentes sociales. Trabajaremos en una mesa con empresarios, universidades, sindicatos y técnicos y, entre todos, tenemos que planificar, que es una asignatura pendiente de los anteriores gestores. No hay que tener miedo a planificar a 15, 20 ó 30 años. Las políticas se diseñan a muy corto plazo, con visión a una o dos legislaturas, pensando más electoralmente que en el objetivo que queremos alcanzar como sociedad.

    Una de las líneas prioritarias que han puesto sobre la mesa es la tan reclamada reindustrialización.

    La prioridad número uno es generar empleo estable y de calidad. Tenemos que incidir en los sectores primario y secundario, para que mejoren en productividad y en competitividad, lo que, a su vez, ayudará a tener más calidad de vida y hará que también el sector terciario sea más potente. Las pymes y el pequeño comercio han estado un poco, por no decir mucho, abandonados y, en realidad, son las que han resistido y las que nos han aguantado durante la crisis. En el caso del comercio, muchos pueblos están muertos porque se ha apostado por las grandes superficies. No estamos en contra de éstas, pero tenemos que buscar una fórmula de convivencia. Una de las vías fundamentales de trabajo se centra en los sectores tradicionales de la región, que son aún el grueso del tejido productivo. En todos los casos, es muy importante apoyarles e incentivarles a que vayan hacia adelante, a incorporar la innovación, la investigación, las nuevas tecnologías, y generar valor añadido. Otra línea que tenemos que potenciar es la de generar más empresas, apoyando el emprendimiento. Siempre tenemos que ser conscientes de que estamos en un mundo global y hacer posible la exportación y la internacionalización, que son cada vez más importantes. Y, como complemento, tenemos que diseñar acciones para atraer más inversiones foráneas.

    ¿Hay recursos suficientes para trabajar en todas esas líneas?

    La realidad económica todos sabemos cuál es. Tenemos una deuda tremenda, de unos 40.000 millones de euros, y una situación económica crítica, en la que hacen falta unos 800 millones de euros para poder afrontar todos los pagos de la comunidad hasta final de año, debido, por una parte, a la infrafinanciación por parte del Estado a la que está sujeta la comunidad desde hace años y, por otra, a la mala gestión que se ha llevado a cabo en muchos aspectos. Hemos de reivindicar que desde el Estado nos llegue el dinero que nos toca en función de la población y las necesidades y que se dé el cambio de modelo de financiación, porque los criterios que hay sobre la mesa con el modelo vigente nos discriminan.

    **El texto anterior es un breve extracto de la entrevista completa, que puede leer en la revista elEconomista Comunitat Valenciana

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