Comunidad Valenciana

El PP podría mantener la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia, pero sólo con Ciudadanos

    Rita Barberá, Mariano Rajoy y Alberto Fabra, unidos en Valencia. <i>G.LUCAS</i>

    Olivia Fontanillo

    El inicio de la campaña electoral viene acompañado de un soplo de aire fresco para el Partido Popular en la Comunidad Valenciana. El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) confirma el desplome en la intención de voto para la formación ahora en el gobierno, que obtendría entre 33 y 35 escaños, frente a los 55 conseguidos en las elecciones de 2011. Sin embargo, esta previsión supone una sustancial mejora respecto a la arrojada por los sondeos de Metroscopia y Sigma Dos, que situaban el peso del PPCVen el entorno de los 20-21 diputados, alejando la posibilidad del partido de formar gobierno. El CIS alienta la esperanza de Alberto Fabra, presidente de la Generalitat, de conservar el poder en la región, si bien le abocaría a un pacto con Ciudadanos, que entraría con fuerza en Las Cortes Valencianas, con 16 escaños.

    Sin embargo, la incertidumbre sobre lo que hará el partido de Albert Rivera y la extraña estrategia mantenida en las últimas semanas por el Partido Popular valenciano, que no sólo ha marcado distancia, sino que ha optado por el ataque directo contra Ciudadanos, mantienen abiertas todas las posibilidades.

    Consciente de que tiene la llave del futuro gobierno regional, Carolina Punset, la candidata de Ciudadanos a la Generalitat Valenciana, manifestó ayer, en la presentación de su programa, que no formará parte de ningún gobierno que no esté liderado por la lista más votada, pero que tampoco dará su apoyo "de manera automática" al partido que obtenga la mayoría de votos. En concreto, puntualizó que se le exigirá que cumpla unos requisitos y "no traspase líneas rojas", en referencia a los casos de corrupción. En este sentido, criticó los casos de escándalos protagonizados por cargos públicos del PP en los últimos años, aludiendo expresamente a la situación del todavía presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, que se mantiene en su cargo a pesar de haber sido suspendido de militancia por su presunta implicación en una trama de cobro de comisiones ilegales.

    Al mismo tiempo, Punset pareció cerrar la puerta a un gobierno en coalición con el resto de fuerzas de la oposición y cuestionó la conveniencia de un tripartito ?de izquierdas?, en el que estarían integrados el PSPV (con entre 22 y 23 escaños, 10 menos que en 2011) según el CIS), Podemos (que entraría como tercera fuerza, con 19) y la fuerza nacionalista Compromìs per Valencia (con entre 7 y 8 diputados, dos más que en las anteriores elecciones), ya que cree que generaría ?inestabilidad?. Esquerra Unida se quedaría fuera de Las Cortes, al no alcanzar el mínimo de votos exigido, del 5%.

    La falta de posicionamiento de Punset hace temer una situación similar a la que se vive en Andalucía, donde los movimientos entre partidos se suceden desde las elecciones del 22 de marzo, sin que se haya logrado una coalición de gobierno.

    También en el Ayuntamiento de Valencia, Ciudadanos tendría la llave del futuro gobierno municipal. El PP perdería siete representantes, quedándose con 13, mientras que la posible coalición de izquierdas (PSPV, Compromìs y Podemos, a través de Valencia en Comù) sumaría sólo 15. Ciudadanos, al que el sondeo atribuye cinco representantes, sería el que decidiría el grupo gobernante, dado que la mayoría absoluta se cifra en 17 representantes.

    Lo que parece inevitable es el fin del escenario de gobiernos de mayoría absoluta de Partido Popular en solitario en Comunidad Autónoma y Ayuntamiento de Valencia, para dar paso a una nueva etapa, basada en la negociación.