Transportes y Turismo
Las fisuras en los Talgo Avril ponen en duda el informe de Renfe que respaldó su compra
- La operadora valoró especialmente la propuesta del fabricante español por su diseño y capacidad
- Otorgó al prototipo la mejor nota pese a que los modelos de Alstom o Siemens ya circulaban por las vías
- Sus problemas de fiabilidad siembran de dudas su elección, basada en el ahorro económico
Víctor de Elena
Menos de un año después de su puesta en servicio comercial, Renfe procederá a retirar varios trenes Avril (serie 106) de la línea Madrid-Barcelona tras detectarse fisuras en sus bogies. La retirada, que afecta a una parte de la flota destinada a los servicios Avlo de alta velocidad y bajo coste, ha obligado a reorganizar operaciones y cubrir su ausencia con otros modelos.
El incidente supone un revés para una flota que ya arrastraba varios problemas y retrasos en su entrega que costaron a Talgo una sanción de 116 millones de euros. Y ha reabierto el debate sobre la decisión de Renfe y del Gobierno de entonces, del Partido Popular, de adjudicar a la fábrica de los Oriol el contrato para fabricar hasta 30 trenes de alta velocidad en detrimento de otras ofertas que, aunque más caras, presentaban diseños más consolidados.
El contrato para el suministro y el mantenimiento de estas unidades durante 30 años fue adjudicado a la industria todavía controlada por el fondo Trilantic en un proceso en el que el criterio de adjudicación se basó principalmente en la oferta económica, con un peso del 65% frente al 35% dedicado a la valoración técnica.
Talgo se impuso a los otros grandes fabricantes continentales —Alstom, CAF y Siemens— al ofrecer una rebaja de hasta el 43% respecto al presupuesto, por un total de 1.495 millones de euros (unos 1.100 millones menos que el precio máximo de licitación), pero además contó con una valoración técnica muy favorable por parte de los directivos de la operadora que analizaron la propuesta.
Renfe valoró la versatilidad del Avril
Según el Informe Técnico Comercial de esta licitación, un documento que hasta ahora no se había hecho público y al que ha tenido acceso elEconomista.es, se reconoció la oferta de Talgo como la mejor en diversos aspectos. Del documento, basado en opiniones subjetivas y firmado por tres directivos de la época de Pablo Vázquez al frente de la operadora, se extrae que el modelo Avril fue el que una mejor valoración global recibió, al incluirse 11 valoraciones favorables frente a solo 4 desfavorables.
Respecto al resto de candidatos, la propuesta de Alstom acumuló 8 positivas y 10 negativas; la de CAF se dividió en 4 positivas y 4 negativas; y la de Siemens apenas acumuló una positiva frente a 6 negativas. Los autores del informe incidieron especialmente en la arquitectura en un solo piso del tren Avril, clave para cumplir criterios de accesibilidad; así como en su diseño inferior, modularidad de espacios y eficiencia operativa al ofrecer cinco asientos por fila (3+2), lo que permitía entrar en el segmento de bajo coste.
El tren de Talgo contaba con entre 521 y 556 plazas (finalmente ampliado a 581), pero no era el que más capacidad de transporte ofrecía. El modelo de Alstom, de dos pisos y basado en su plataforma Avelia, disponía entre 608 y 650 plazas y mejoraba la oferta española en cuanto a segmentación de los distintos coches de viajeros, más aseos, un diseño "impactante" a ojos de los clientes, según el mismo informe. En cambio, su espacios para equipaje era menor que el de los Avril y sus asientos no eran orientables.
La propuesta de Siemens, de una sola planta, se basaba en la plataforma Velaro que ya conocía Renfe con su Serie 103, lo que proporcionaba una base de fiabilidad probada. Ofrecía hasta 548 plazas en su versión ampliada y cumplía con los estándares de confort y tecnología fijados en los pliegos, pero fue penalizada por no fijar espacios para áreas versátiles y por presentar una cafetería compartida con la sala de viajeros sin aislamiento acústico, algo desaconsejado en el pliego.
El tren ofrecido por CAF, basado en prototipos existentes como el Oaris, ofrecía 487 plazas —el de menor capacidad— y disponía de un interiorismo bien valorado por Renfe. Sin embargo, fue criticado por no cumplir con los criterios establecidos para el cómputo de espacio para equipaje —sólo alcanzaba 140 l/viajero reales frente a los 200 l/v propuestos— y por emplear una rampa manual para personas con movilidad reducida, lo que impedía la autoaccesibilidad.
Todo ello fue clave en la puntuación definitiva del concurso. El Avril recibió 28,11 puntos y su homólogo de rodadura desplazable (capaz de cambiar de ancho de vía) elevó la puntuación hasta los 29,62 puntos. Por el contrario, el Oaris de CAF se situó en 22,62 puntos; las propuestas de Alstom (modelos AGV y Eurodúplex) se quedaron en 25,14 y 24,51 puntos; y los Velaro de Siemens fueron los peor calificados, con 21,84 y 21,57 puntos, según publicó el blog Geotrén.
Talgo ganó al ofrecer el precio más bajo
El contrato contemplaba la compra inicial de 15 trenes y una opción para adquirir hasta otros 15, junto con el mantenimiento durante 30 años, extensible otros 10. La apertura de los sobres del concurso se realizó en noviembre de 2016, con siete ofertas recibidas, pero el análisis final se centró en los cuatro licitadores y cuatro modelos señalados en el informe técnico comercial.
El fabricante con sedes en Madrid y Álava presentó una oferta de 786 millones de euros por las primeras 15 unidades, que tuvieron un coste de fabricación de aproximadamente 22,5 millones por tren. En comparación, CAF ofertó un paquete completo (tren y mantenimiento) por 870 millones, de los cuales cada tren se valoraba en unos 21,4 millones.
La propuesta de Siemens se elevó hasta los 1.071 millones, 31,3 millones por tren; mientras que Alstom ofertó 1.095,84 millones, 32,9 millones cada unidad. En consecuencia, Talgo ganó el contrato gracias a la mejor propuesta económica —cada tren era 10 millones de euros más barato que el de sus rivales europeos— y a una valoración técnica subjetiva ahora en entredicho. La adjudicación fue aprobada en abril de 2017 y unos meses después Renfe ejecutó la ampliación fijada en el contrato.
Un tren brillante en el papel y cuestionado en la vía
El tiempo ha puesto en entredicho la elección del Avril. A los dos años de retraso en las entregas se suma ahora un problema estructural: las microfisuras detectadas en los bogies, que obligarán a sustituir estas piezas con apenas un año de servicio, lo que pone en duda la calidad de los materiales utilizados. Mientras los repuestos llegan a España, los trenes reducirán su velocidad de 300 a 250 km/h en un tercio de línea Madrid-Barcelona.
El Talgo Avril llegó a ser considerado la joya de la corona del plan de renovación de flota de Renfe al prometer compatibilidad internacional, alta capacidad y eficiencia. Pero hoy, sin que todas las unidades contratadas estén operativas (3 siguen en pruebas) y con el corredor más usado del país (Madrid-Barcelona) afectado por los fallos estructurales de sus unidades destinadas al servicio Avlo, la apuesta de Renfe queda bajo el foco.
Renfe se niega a liberar el contrato
Renfe ha denegado a elEconomista.es el acceso completo al contrato firmado con Talgo para el suministro y mantenimiento de los trenes Avril, en respuesta a la solicitud presentada por este medio al amparo de la Ley de Transparencia. La compañía se limita a remitir a la información ya publicada en la Plataforma de Contratación del Sector Público, sin facilitar documentación adicional que permita conocer las condiciones técnicas, económicas o de ejecución del acuerdo firmado con el fabricante.
En su respuesta, Renfe Viajeros —la filial mercantil encargada de la adquisición— justifica su negativa a facilitar más información alegando que los contratos tienen naturaleza privada, pese a haberse tramitado como contratos públicos mediante procedimiento restringido y negociado con publicidad.
La empresa argumenta que facilitar información detallada sobre estos contratos podría vulnerar la confidencialidad comercial, comprometer la igualdad de trato entre operadores y dañar su posición en un mercado liberalizado como el de la alta velocidad. Se ampara también en el artículo 14 de la Ley de Transparencia, que permite limitar el derecho de acceso para proteger intereses económicos y comerciales, así como varias resoluciones judiciales y administrativas que avalan restricciones en procedimientos de contratación reservados.
Talgo, consultada durante el trámite de audiencia, se opuso frontalmente a la entrega de la documentación solicitada, alegando que la información reclamada está amparada por la Ley de Secretos Empresariales y podría perjudicar gravemente sus intereses económicos e industriales.