Transportes y Turismo

Boeing trocea y vende su división digital a Thoma Bravo por 10.000 millones de euros

Avión 787 de Boeing.

Víctor de Elena

El fabricante de aviones Boeing ha cerrado un acuerdo para vender una parte significativa de su negocio digital a Thoma Bravo, un fondo estadounidense especializado en tecnología. La operación, valorada en 10.550 millones de dólares —alrededor de 9.950 millones de euros al cambio actual—, incluye la cesión de las marcas Jeppesen, ForeFlight, AerData y OzRunways, y supone una de las desinversiones más relevantes de la historia reciente del grupo aeronáutico.

La venta afecta a una parte del negocio integrado en la división Digital Aviation Solutions, que engloba herramientas para la planificación de vuelos, navegación aérea, mantenimiento predictivo y gestión operativa para aerolíneas y operadores de defensa. Aunque la transacción implica la cesión de activos clave, Boeing mantendrá las funciones digitales relacionadas con los datos propios de sus aeronaves y de las flotas, utilizadas para análisis y mantenimiento.

Con esta decisión, la compañía estadounidense busca concentrar recursos en sus áreas principales —aviación comercial, defensa y servicios técnicos—, al tiempo que mejora su posición financiera tras años de presión sobre su balance. Desde 2020, Boeing ha tenido que hacer frente a los efectos prolongados de la pandemia, las crisis de reputación y los problemas operativos vinculados a los modelos 737 MAX y 787.

La transacción también persigue reforzar la calificación crediticia de la compañía, que ha sido revisada a la baja en varios momentos desde 2019. "Es un componente importante de nuestra estrategia para centrarnos en los negocios principales, complementar el balance general y priorizar la calificación crediticia de grado de inversión", aseguró el consejero delegado, Kelly Ortberg, tras el anuncio.

La reorganización afecta a unos 3.900 empleados repartidos en distintas sedes de Boeing. Parte de este personal se integrará en la futura estructura bajo control de Thoma Bravo, mientras que otro grupo permanecerá vinculado a las funciones digitales que seguirán bajo control de la empresa. Ambas partes se han comprometido a garantizar una transición progresiva y ordenada, con el objetivo de no interrumpir el servicio a clientes.

Jeppesen, uno de los activos más destacados de la venta, fue fundada en 1934 y adquirida por Boeing en 2000. Ha sido una pieza central en la digitalización de la navegación aérea y los sistemas de planificación de vuelos. ForeFlight, otra de las marcas incluidas en la operación, está especializada en aplicaciones móviles para pilotos y operadores de aviación general.

Desde Thoma Bravo, sus socios han puesto en valor la trayectoria de estas marcas y la oportunidad de desarrollar su siguiente etapa de crecimiento como empresa independiente. "Esperamos apoyar los objetivos de crecimiento independientes de la compañía a través de inversiones estratégicas y mejores prácticas operativas", afirmó Scott Crabill, uno de los socios directivos del fondo.

La operación está sujeta a aprobación regulatoria y se espera que se cierre antes de que finalice 2025. Citi ha sido el asesor financiero exclusivo de Boeing, mientras que Mayer Brown y Kirkland & Ellis prestan asesoramiento legal a Boeing y Thoma Bravo, respectivamente.

La desinversión en la unidad digital forma parte de una estrategia más amplia de Boeing iniciada en 2024, que incluyó la venta de una división de defensa especializada en equipos de vigilancia para el ejército estadounidense. Aunque no se reveló el importe de esa operación, la compañía la enmarcó como parte de su plan para desprenderse de activos considerados no esenciales o con bajo rendimiento. Esta reestructuración tuvo lugar en medio de una situación financiera comprometida, agudizada por una huelga de 33.000 empleados.

En paralelo, la dirección de Boeing evaluó ese mismo año la posible venta de otras unidades con el objetivo de mejorar su liquidez y evitar una rebaja en su calificación crediticia. Este proceso incluyó el cierre de líneas históricas como la del 747 y la suspensión temporal de la producción del 787.

A pesar de las pérdidas acumuladas —que en 2024 alcanzaron los 11.800 millones de dólares—, la compañía mantiene su apuesta por el negocio principal de fabricación de aeronaves comerciales y defensa, aunque el desprendimiento de activos digitales como Jeppesen podría limitar su posicionamiento en servicios tecnológicos vinculados a la aviación.

Para Thoma Bravo, la adquisición refuerza su cartera de activos en el sector del software aplicado a industrias críticas. Con 179.000 millones de dólares en activos bajo gestión, la firma ha apostado en los últimos años por ampliar su presencia en sectores como el sanitario, la educación, la ciberseguridad y, ahora, la aviación. Su hoja de ruta pasa por consolidar estos negocios como operadores tecnológicos independientes de gran escala.