Vueling busca alianzas para crear una planta piloto de SAF
- La aerolínea advierte sobre la escasa oferta de combustibles alternativos pese al mandato de Bruselas
Aleix Mercader
Barcelona,
La transición energética también se juega en el cielo... y la aerolínea más icónica de El Prat lleva la delantera. Entre 2023 y 2024, Vueling multiplicó por 10 su suministro de SAF (siglas en inglés de combustible de aviación sostenible). En un solo año, la aerolínea de bajo coste pasó de 1.285 a 12.766 toneladas de fuel verde con objeto de reducir sus emisiones. La compañía, encuadrada en el gigante aéreo IAG, elevó sustancialmente su consumo de combustibles alternativos hasta alcanzar una cuota del 1,4%.
En conversación con elEconomista.es, el director de sostenibilidad de Vueling, Franc Sanmartí, da por sentado que la compañía cumplirá este año con el 2% mínimo exigido por la Unión Europea, a raíz de la entrada en vigor de una hoja de ruta obligatoria para implementar los biocombustibles en el sector aéreo. Pero subraya que el problema a medio plazo no estriba en la demanda sino en la oferta.
Sanmartí detalla que "el año pasado, el suministro global de SAF fue del 0,3% del combustible total de las aerolíneas, lo que equivale a un millón de toneladas". Hay un reto en los "costes": "El precio actual de SAF es de tres a cinco veces más caro si es orgánico [si se produce a partir de desechos agrícolas o forestales, aceites usados y otros residuos] que los combustibles convencionales. Si es sintético [producidos a partir de CO2 capturado del aire e hidrógeno verde], en algunos casos llega a ser incluso ocho o diez veces más caro que el combustible fósil".
Por ello, Vueling busca varios partners para crear una "planta de demostración" donde desarrollar SAF a mayor escala, basándose en su experiencia compartida con Seduco-Wenergy. "Hasta ahora solo hemos producido diversos lotes. Estamos explorando la creación de una nueva empresa para producir de manera continua", añade.
Este escalado, insiste Sanmartí, haría "madurar" la tecnología y se daría de la mano de inversores y operadores de la cadena de valor que se unirían en la iniciativa. El offtaker o comprador sería Vueling. El directivo no pone fecha a esta planta piloto, cuyo plan hoy por hoy aún se está definiendo.
Proyectos en marcha
Mientras se alcanza esta fase más madura, la enseña sigue comprometida con dos investigaciones en marcha de producción de biocombustible. En el ámbito de los orgánicos, Vueling colabora precisamente con Seduco para promover SAF a partir de residuos agrícolas, concretamente con purines y una planta desértica llamada guayule que se emplea durante el barbecho de los cultivos.
Por otro lado, la aerolínea también investiga cómo generar biocombustible sintético junto a Aeon Blue. En este caso, se combina el agua de mar como materia prima y la tecnología de captura de carbono gracias a una electrólisis "muy innovadora". "Aeon Blue capta 10 toneladas de CO2 y, de estas, tres se convierten en combustible sintético, que se quema en el motor y vuelven a la atmosfera. Las otras siete se convierten en productos alternativos como materiales de construcción o químicos", cuenta Sanmartí.
Como puntualiza el directivo, no todo se reduce al fuel. Para reducir las emisiones, Vueling también está tomando decisiones operativas como las mejoras en la planificación de las rutas, la operación a velocidades y altitudes óptimas y otras como el retraso del arranque de los motores lo máximo posible antes del despegue y la ejecución de las maniobras en tierra utilizando un único motor.
Motor de crecimiento
A nivel de matriz, IAG lleva desde 2021 suscribiendo varios acuerdos para abastecerse de suficiente SAF. El reto de la corporación es consumir un 10% de biocombustible en 2030. La transición hacia los combustibles alternativos implica cifras importantes en nuestro país: se estima que en 2050 la aviación española necesitará cinco millones anuales de toneladas de SAF. Según un estudio elaborado en 2023 por PwC para Iberia y Vueling, si se repartiesen por todo el país entre 30 y 40 plantas de producción, España sería capaz de cubrir íntegramente la demanda nacional. Si se toma en consideración que el potencial de producción es superior a la demanda local, se abriría un negocio de exportación para los productores nacionales de biocombustible.
El impacto en el producto interior bruto (PIB) de la construcción y puesta en funcionamiento de esas factorías sería de 56.000 millones de euros hasta 2050. Eso se traduciría en 270.000 nuevos puestos de trabajo, según el informe realizado por PwC.
Impacto en Cataluña
Si se pone el foco en Cataluña, las expectativas económicas también son prometedoras. De acuerdo con otro análisis elaborado por PwC y comisionado por Vueling, la comunidad se podría convertir en un referente en el desarrollo de SAF al concentrar el 9% de los residuos del conjunto del Estado aptos para su conversión en nuevas tipologías de fuel. La consultora va más allá y contabiliza hasta cuatro posibles plantas de producción en 2050 ubicadas en Cataluña. Estas instalaciones generarían un total de 10.640 millones de euros que, además, se materializarían en la creación de 41.619 nuevos empleos.
El estudio detalla que, durante la fase de construcción, entre 2025 y 2040, la ejecución de las plantas de producción de SAF en territorio catalán supondría una contribución total superior a 2.000 millones de euros y requeriría una fuerza laboral aproximada de 40.000 trabajadores.
En el caso de Cataluña, el informe contempla tres posibles tecnologías: AtJ (siglas en inglés de Alcohol-to-Jet), que da como resultado SAF a partir de residuos agrícolas o forestales; FT (siglas de Fischer-Tropsch), que basa la producción en residuos urbanos o agrícolas, y PtL (siglas de Power-to-Liquid), que toma como recurso las energías renovables.