Transportes y Turismo
El accidente de avión que conmocionó a Tenerife: aún sigue siendo el más trágico de la historia
- Este pasado 27 de marzo se cumplieron 48 años del trágico suceso
- De los 644 ocupantes a bordo de los dos Boeing, tan solo sobrevivieron 61
- La tragedia de Los Rodeos terminó transformando la industria de la aviación
Alejandro Serrano Martínez
Madrid,
El 27 de marzo de 1977 se produjo el mayor accidente en la historia de la aviación, en el que dos Boeing 747, uno neerlandés de KLM y otro estadounidense de Pan Am, chocaron en la pista de despegue del aeropuerto de Los Rodeos de Tenerife. De los 644 ocupantes a bordo, murieron 583 personas. Tan solo sobrevivieron 61. Como suele ocurrir en numerosas ocasiones, este accidente sirvió de ejemplo para traer mejoras al sector, especialmente en materias de seguridad.
Este trágico suceso fue la consecuencia de una cadena de infortunios, que comenzó por el aterrizaje de los dos Boeing en el aeropuerto de Los Rodeos debido al cierre temporal del aeropuerto de Las Palmas. Todo por culpa de una bomba que explotó sobre las 13.15 horas en el aeropuerto de Gran Canaria, cuya autoría se relacionó con el grupo separatista MPAIAC (Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario). Una segunda amenaza obligó al cierre del aeropuerto, por lo que varios aviones fueron desviados a Tenerife Norte.
En aquel entonces, Los Rodeos era aún demasiado pequeño para concentrar una congestión semejante. Sus instalaciones eran muy limitadas, con una sola pista de despegue y sus controladores no estaban acostumbrados a tantos aviones, mucho menos Jumbos. Por si fuera poco era domingo, y la estancia se prolongó hasta las 17 horas.
Con esto, los dos Boeing se quedaron 'secuestrados' en Los Rodeos. Por un lado, el vuelo 4805 de KLM, que había despegado del Aeropuerto de Schiphol, en Ámsterdam; por el otro, el Pan Am, que había abandonado el Aeropuerto JFK de Nueva York. A los pasajeros de este último avión no se les permitió abandonarlo, lo que obligó a la tripulación a abrir una de las puertas para que al menos pudiera entrar algo de aire fresco mientras esperaban los pasos a seguir.
A todo esto se le añadió otro factor, una densa niebla que impidió la visibilidad desde la torre de control y la zona en la que se encontraban maniobrando ambos Jumbos. Pero, sin duda, el más decisivo vino por parte del comandante del KLM, con prisas por salir hacia Gran Canaria tras llevar mucho tiempo parado en Tenerife antes de que se cumpliera el máximo de horas de vuelo permitidas de la tripulación.
El accidente
El suceso se produjo a las 17.06 horas. El KLM estaba completamente en el aire cuando ocurrió el impacto, a unos 320 km/h, y su parte frontal chocó con la parte superior del otro Boeing, arrancando el techo de la cabina y la cubierta superior de pasajeros, tras lo cual los dos motores golpearon al avión de Pan Am, matando en el acto a la mayoría de los pasajeros sentados en la parte trasera.
Todos los ocupantes del avión de KLM fallecieron (234 pasajeros y 14 tripulantes), mientras que en el avión de Pan Am hubo 61 supervivientes, entre los 378 pasajeros y 16 tripulantes. Uno de los afortunados de la tragedia fue el copiloto del Pan Am, Robert Bragg, quien fue entrevistado por la BBC en 2016, un año antes de morir.
"Él simplemente ignoró todo el proceso de despegue. Nadie sabrá nunca por qué tenía tanto apuro y despegó de la forma que lo hizo", confesó Bragg. "Siempre creí que fue culpa del capitán de KLM por tratar de despegar sin autorización", remarcó.
"Escuchamos un 'bum' muy corto. El ruido y el movimiento no fueron muy fuertes. Pensé que no nos había chocado", recordó. "Cuando me di cuenta del daño, salté, había unos cuatro metros de la cabina al suelo. Felizmente caí en una superficie de pasto. Si hubiera caído en el pavimento, me hubiera roto las piernas. Me levanté y vi que había unas 50 personas en el ala izquierda del avión. Les empecé a decir que bajaran. Después de que habíamos estado ahí unos cinco minutos, el avión explotó. El avión se deshizo", aseguró.
Error humano
Los investigadores concluyeron que la causa del accidente fue un error humano del comandante del avión de KLM que inició la maniobra de despegue sin autorización de la torre de control. Según el informe del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, "no obedeció el 'standby for take-off' (espere para despegar) de la torre" y "no interrumpió el despegue al decir el PanAm que todavía estaba en la pista".
Y también apreciaron tres factores más: los pilotos y la torre no emplearon el lenguaje adecuado para sus comunicaciones, el PanAm se confundió de salida ("pero nunca dio pista libre, sino que avisó dos veces de que rodaba por ella"), y la "inusitada congestión" impulsó a la torre a efectuar maniobras de rodaje por la propia pista que, si bien son reglamentarias, "no son estándar y pueden ser potencialmente peligrosas".
Con todo esto, las grabaciones de las cajas negras y de la torre de control revelaron interferencias en las comunicaciones de radio, sumadas al uso de un lenguaje no estándar en la aviación. El controlador aéreo no entendió que el avión de KLM estaba despegando, y el capitán de KLM creyó tener la autorización necesaria debido a la ambigüedad en las instrucciones recibidas.
Un pueblo entregado
En el momento del accidente, una innumerable cantidad de vehículos, a toque de bocina y pañuelo blanco agitado a través de una de las ventanillas, avisaba de la tragedia y pedía vía libre por la carretera general del Rosario, en dirección a la Residencia, hoy Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC).
Además, el cine Fraga (ya desaparecido), que lindaba con el HUNSC, proyectaba ¿Quién puede matar a un niño? en su sesión de tarde, pero muchos de los jóvenes que iban a asistir a la proyección optaron por ir a ayudar a sacar a aquellas personas quemadas y mutiladas, en algunos casos, para que fuesen asistidas en los servicios de urgencias.
El impacto emocional y social del accidente también se reflejó en la memoria de las víctimas. En Tenerife se erigió un monumento en el Parque de la Mesa Mota para recordar a los fallecidos. Esta estructura, diseñada por el artista neerlandés Rudi van de Wint, simboliza una escalera de caracol que asciende a las nubes, representando el viaje interrumpido de aquellos que perdieron la vida en la tragedia.
Cambios en la industria de la aviación
Este fatídico accidente trajo consigo algunas modificaciones en temas de seguridad. Una de las más importantes fue la revisión de los procedimientos de comunicación entre las tripulaciones y las torres de control. Por ello, se implementó el uso obligatorio del inglés estándar en las comunicaciones aeronáuticas, asegurando que todos los mensajes fueran claros y entendidos correctamente.
Además, se prohibió el uso del término "take-off" (despegue) sin una autorización expresa de la torre de control, sustituyéndose por "departure" (salida) para evitar confusiones.
Otro cambio llegó con la idea de mejorar la dinámica en la cabina de vuelo. En aquella época resultaba impensable cuestionar las decisiones del capital, considerándose una falta de respeto. Sin embargo, tras el accidente de Tenerife todos los miembros de la tripulación ya podían cuestionar las decisiones del capitán si consideraban que había un riesgo.
El accidente dejó cerrado el aeropuerto de Los Rodeos hasta el 23 de octubre de 1978. Décadas más tarde, tras numerosas y costosas ampliaciones y mejoras, el aeropuerto fue reabierto para vuelos domésticos interregionales y para vuelos internacionales el 14 de febrero de 2003. Sin embargo, Los Rodeos nunca recuperará el número de vuelos y pasajeros anterior a 1978 por motivos de seguridad aérea, y ha quedado relegado como segundo aeropuerto de la isla, ya que actualmente la inmensa mayoría de conexiones aéreas con la isla se realiza a través de Tenerife Sur.
Los 10 accidentes aéreos con más muertes
1. Desastre aéreo de Tenerife (1977): 583 fallecidos
2. Prefectura de Gunma, Japón (1985): 520 fallecidos
3. Colisión aérea de Charkhi Dadri, Inidia (1996): 349 fallecidos
4. Ermenonville, Francia (1974): 346 fallecidos
5. Antiguo aeropuerto de Riad, Arabia (1980): 301 fallecidos
6. Accidente del Ilyushin II-76MD de la Fuerza Aérea de Irán (2003): 275 fallecidos
7. Aeropuerto Internacional O'Hare de Chicago (1979): 273 fallecidos
8. Queens, Nueva York (2001): 265 fallecidos
9. Aeropuerto de Nagoya, Japón (1994): 264 fallecidos
10. Aeropuerto Internacional Rey Abdulaziz de La Meca, Arabia (1991): 261 fallecidos