Transportes y Turismo

El empresario que lleva 25 años viviendo en un crucero: "No tengo hipoteca, no tengo que sacar la basura"

  • Trabaja cinco horas al día en un negocio de gestión de inversiones para personas de alto patrimonio
  • Salcedo ha experimentado un trastorno poco común que dificulta su adaptación al suelo estable
Mario Salcedo, conocido como 'Super Mario', lleva desde el año 2000 viajando en cruceros. Foto: YouTube

elEconomista.es
Madrid,

El amor por viajar supera muchas veces los límites. Esto es lo que le ocurrió a un hombre de negocios en la década de los 80 cuando estuvo volando durante 21 años en un avión gracias a su bono vitalicio. En total realizó 50 millones de kilómetros y para ello pagó 400.000 dólares. Era tan habitual verle por el avión que hasta las azafatas conocían su nombre e incluso sus platos favoritos. Era uno más dentro de la compañía.

Años después, la historia se repite, pero con otra persona y otro medio de transporte. Se trata de Mario Salcedo, un empresario cubano, afincado en Miami, que lleva la friolera de 25 años navegando por los océanos, concretamente desde el 2000 hasta el día de hoy (haciendo una pausa de 15 meses por el Covid). Todo comenzó cuando, tras varios años dedicados al mundo de las finanzas, decidió probar con darse un capricho: unas vacaciones en un crucero. Fue tan placentera su idea que, dos años después, Salcedo decidió dejar atrás su trabajo como director de finanzas internacionales y embarcarse en un viaje sin billete de vuelta.

En total, 'Super Mario', como es conocido en los círculos cruceristas, ha realizado más de 1.000 viajes con la naviera Royal Caribbean. Allí, Salcedo trabaja y gestiona, durante cinco horas al día, un negocio de gestión de inversiones en línea para 10 personas de alto patrimonio. De hecho, su estatus le permite que en algunos barcos la tripulación haya creado oficinas improvisadas para él en cubierta, bajo el letrero de "Oficina de Super Mario".

Su estancia no es barata, ya que gasta alrededor de 100.000 dólares en cruceros al año, aunque el resto del tiempo lo dedica a relajarse y divertirse en el barco. "No tengo hipoteca, no tengo que sacar la basura, no tengo que limpiar… Ahora tengo todo el tiempo del mundo para hacer lo que quiero hacer", afirma Salcedo en un documental de la periodista del New York Times, Lace Oppenheim.

Un pequeño handicap

Después de un cuarto de siglo navegando, Salcedo ha experimentado un trastorno poco común que dificulta su adaptación al suelo estable, llegando a afirmar que ha perdido "sus piernas terrestres". "Estoy tan acostumbrado a estar en barcos que me resulta más cómodo que estar en tierra", confesó. "Vivir la vida en un crucero es básicamente escapar de la realidad: sales del mundo que conoces y dices, no quiero ser parte de ese mundo nunca más. Quiero crear mi propio mundo, mi propia realidad", relata en la cinta.

Este trastorno, conocido como el mal del desembarque, provoca una persistente sensación de balanceo, oscilación o movimiento, incluso cuando la persona se encuentra en un entorno estable. Para Elaine Warren, fundadora y directora ejecutiva de The Family Cruise Companion, "pasar un tiempo prolongado en un crucero suena como un sueño para muchas familias. La comodidad, el entretenimiento y la naturaleza todo incluido de la experiencia lo convierten en una idea atractiva", indicó Warren. "Pero cuando cambias la mentalidad de vacaciones a vivir realmente en el mar, suceden muchas cosas inesperadas, especialmente en tu cuerpo".