Transportes y Turismo

La descarbonización del sector marítimo costará 39.000 millones

  • El sector marítimo enfrenta un desafío monumental en la modernización de su flota, ya que se estima que más del 70% de los buques actuales deberán ser reemplazados o actualizados con tecnologías limpias para cumplir con los objetivos de descarbonización para 2050.

Juan Díaz Riquelme
Madrid,

Según el informe de competitividad europea el proceso de descarbonización en el sector marítimo no solo representa un desafío ambiental, sino también un reto financiero de grandes proporciones. Se estima que el coste total de la descarbonización del sector marítimo europeo requerirá una inversión de aproximadamente 39 mil millones de euros anuales entre 2031 y 2050. Esta cifra cubre la implementación de nuevas tecnologías, la transición a combustibles alternativos y la adaptación de la infraestructura portuaria y de transporte, todo ello en el contexto de las ambiciosas metas climáticas de la Unión Europea.

Transformación tecnológicaUno de los aspectos centrales del coste de la descarbonización es la necesidad de desarrollar y adoptar combustibles alternativos, que son significativamente más caros que los combustibles fósiles tradicionales. Actualmente, los biocombustibles avanzados y los combustibles sintéticos, como el hidrógeno verde y el e-metanol, se perfilan como las alternativas más viables, aunque con importantes barreras económicas. Por ejemplo, el costo de producción de biocombustibles avanzados puede ser entre 1,5 y 3 veces más alto que el de los combustibles fósiles tradicionales. Además, se prevé que para 2035, solo el 30% de la flota mundial utilizará combustibles bajos en carbono, lo que subraya la lentitud en la adopción de estas nuevas tecnologías.

El hidrógeno verde, uno de los combustibles más prometedores, enfrenta dificultades tanto en la producción como en la distribución. Actualmente, Europa depende en gran medida de terceros países para obtener las materias primas necesarias para producir hidrógeno verde a gran escala. Esto no solo aumenta el coste de la transición, sino que también plantea riesgos geopolíticos relacionados con la seguridad del suministro energético.

La infraestructura necesaria para abastecer a la flota marítima con combustibles alternativos también es un factor importante en los costos de descarbonización. Se requiere una inversión significativa en nuevas instalaciones portuarias, sistemas de almacenamiento y cadenas de suministro para manejar combustibles como el hidrógeno, el amoníaco y el e-metanol. Estas infraestructuras, además de ser costosas, requerirán de una estrecha coordinación entre los países de la Unión Europea para garantizar la eficiencia y la sostenibilidad del transporte marítimo en la región.

Competitividad europea en el mercado global

Uno de los mayores retos de la descarbonización en el sector marítimo es la necesidad de equilibrar los costes adicionales con la competitividad en un mercado global. Europa, con sus ambiciosos objetivos climáticos, está tomando la delantera en la transición hacia una economía baja en carbono. Sin embargo, esta transición puede poner a las empresas europeas en desventaja frente a competidores de otras regiones, como Asia y Estados Unidos, donde los objetivos de descarbonización son menos estrictos y los gobiernos proporcionan mayores subsidios a la industria.

En el ámbito de la construcción naval, las empresas asiáticas ya dominan el mercado global gracias a su capacidad para ofrecer precios hasta un 40% más bajos que sus competidores europeos. Esta diferencia en costes se debe, en parte, a los subsidios gubernamentales y a las economías de escala, lo que pone en desventaja a los constructores navales europeos que buscan modernizar sus flotas para cumplir con los nuevos estándares ambientales. Además, los armadores europeos enfrentan un aumento en los costes operativos debido a la adopción de combustibles alternativos y tecnologías más limpias, lo que podría trasladarse a precios más altos para el transporte marítimo.

Este escenario también podría fomentar la "fuga de carbono", es decir, la reubicación de operaciones hacia regiones con regulaciones climáticas menos estrictas. Si bien la UE ha implementado mecanismos como el Sistema de Comercio de Emisiones (ETS, por sus siglas en inglés) para mitigar este riesgo, sigue existiendo la preocupación de que las rutas comerciales podrían desviarse hacia países fuera del bloque europeo, afectando así la posición competitiva de los puertos y las navieras europeas.

Para cumplir con los objetivos de descarbonización, se estima que el sector marítimo europeo necesitará realizar inversiones significativas tanto en nuevas tecnologías como en infraestructura. Estas inversiones incluyen el desarrollo de motores más eficientes, sistemas de reducción de emisiones, y la construcción de barcos que funcionen con combustibles de bajo carbono o cero emisiones. El costo de dichas tecnologías, combinado con el coste de los nuevos combustibles, supone una barrera significativa, especialmente para las pequeñas y medianas empresas del sector.

En este contexto, la colaboración entre el sector público y el privado será esencial. Según el informe sobre la competitividad europea, los gobiernos deberán desempeñar un papel clave en la financiación de la infraestructura y en la provisión de incentivos para la adopción de tecnologías limpias. Sin un apoyo adecuado, muchas empresas podrían no ser capaces de absorber los costes adicionales asociados con la transición hacia una flota marítima más sostenible. Además de la inversión en tecnología, será necesario formar a la fuerza laboral marítima para adaptarse a las nuevas exigencias del sector. Según estimaciones, entre 450.000 y 800.000 marineros necesitarán capacitación adicional para operar buques impulsados por combustibles alternativos. Esto requerirá una inversión adicional en programas de formación y desarrollo de competencias, un aspecto que no debe pasarse por alto en el proceso de descarbonización.

A pesar de los desafíos, Europa tiene la oportunidad de consolidarse como líder global en la transición hacia una industria marítima más sostenible. Actualmente, las empresas europeas son responsables del 60% de las patentes relacionadas con la movilidad sostenible, lo que demuestra su capacidad de innovación en el desarrollo de tecnologías limpias. Esta ventaja tecnológica puede posicionar a Europa a la vanguardia de la industria marítima global, siempre y cuando continúe invirtiendo en innovación y en la creación de infraestructura adecuada.