Transportes y Turismo

Veleros de carga: el futuro más sostenible y un tanto 'utópico' del transporte marítimo de mercancías

  • Los portacontenedores utilizan una de las gasolinas más contaminantes
  • Los hermanos Barreau han construido su propio velero de carga
El velero de carga de Grain de Sail. Foto: Grain de Sail

Marta González

La pandemia ha sido una lección magistral sobre el verdadero funcionamiento de la cadena de suministros. Hasta marzo de 2020, muchos desconocían los materiales con los que estaban fabricados los productos que compraban, así como de dónde venían y cómo llegaban a las estanterías de las tiendas o a sus casas. El transporte marítimo juega un papel fundamental en todo el proceso, dado que el 90% de los electrodomésticos, ropa y alimentos han viajado por mar en algún momento. El problema es que los buques portacontenedores utilizan una de las gasolinas más sucias del mundo, el búnker, y sitúa al sector como el responsable de entre el 2% y el 3% de las emisiones mundiales de carbono. Frente a esto, y ante la aparente inacción para frenar el impacto climático de esta industria, ha surgido un grupo cada vez más grande de empresarios que apuesta por una opción que no dañe al planeta: los veleros de carga.

Dos de esos empresarios son los hermanos gemelos Barreau. Olivier y Jacques se aliaron con un fabricante de velas llamado François Liron y varios amigos constructores de barcos y marineros para levantar un negocio viable basado en el transporte de mercancías en velero. A diferencia del modelo desarrollado por la empresa holandesa Fairtransport, que reformó un viejo dragaminas de la IIGM, Olivier quería construir su propio velero de carga. Uno de los problemas para llevar a cabo el plan de los gemelos Barreau residía en que no existían buques de este tipo que cumplieran los criterios de seguridad actuales. El otro, que ningún cliente estaría dispuesto a firmar un contrato por el transporte de sus mercancías años antes de que se construyera dicho velero de carga. Además, estaba la cuestión de la financiación.

Fase 1: montar una empresa de café y chocolate

Olivier empezó por dar con una solución para el tema del dinero convirtiéndose en su propio cliente. Para ello, elaboró un plan que pasaba por crear una compañía de tostado de café, una fábrica de chocolate y un velero de carga en el plazo de un año. Fue entonces cuando intervino Jacques, quien convenció a su hermano gemelo de hacer las cosas con calma. Primero, montarían el negocio basado en el café y el chocolate. A continuación, utilizarían los ingresos generados para financiar la construcción de su embarcación.

Es entonces cuando fundaron CargO2 en 2013. La empresa era pequeña: la plantilla la formaban los gemelos Barreau y otros dos empleados, quienes se encargaban de tostar, distribuir y supervisar las ventas de café. En su primer año, facturaron 100.000 euros vendiendo su café en 10 tiendas. En el segundo, contrataron a un empleado más e ingresaron casi 200.000 euros. Es entonces cuando se pusieron manos a la obra con el chocolate.

Tras los primeros intentos fallidos, los hermanos invirtieron 400.000 euros en la compra de un antiguo almacén y en las máquinas para elaborar chocolate. Según cuenta Jacques a The Guardian, la inexperiencia y los numerosos imprevistos les pusieron a prueba. Pese a eso, consiguieron sacar adelante la empresa, a la cual cambiaron el nombre por Grain de Sail y decidieron imprimir la historia sobre su velero de carga en los envoltorios de sus chocolates.

Fase 2: construir la embarcación

En 2017, la primera parte del plan de los hermanos Barreau avanzaba a toda vela. En dos años, pasaron de estar presentes en 10 tiendas a 150 y facturaron 1,4 millones de euros. Por fin podían empezar a trabajar en la construcción de su embarcación.

Como ellos mismos admiten, cometieron errores. Intentaron diseñar el barco internamente, algo sumamente complejo para lo que no estaban preparados. Es entonces cuando entra en escena Loïc Briand, un antiguo tripulante de veleros para dar la vuelta al mundo que, además, había trabajado en barcos de pesca y en la construcción de turbinas eólicas en alta mar. Briand se encargó de supervisar gran parte de la construcción del velero de carga.

En esta fase, los problemas surgieron porque las normas internacionales para buques de carga no se aplicaban a un velero, sobre todo en cuanto al tamaño de la embarcación y las normas de estabilidad. Los veleros están diseñados para inclinarse 90 grados y enderezarse, algo que los barcos de motor no pueden hacer porque se hundirían. Para solucionarlo, tuvieron que duplicar el peso del lastre que se coloca debajo del barco estabilizarlo, de 7 a 13 toneladas. Esto, a su vez, incrementó la resistencia lateral al viento y la tensión de los mástiles.

Tras casi cuatro años de trabajo y una inversión de 2 millones de euros, en octubre de 2020, consiguieron terminar el barco. Según detalla Grain de Sail en su página web, la embarcación cumple con las normas internacionales de transporte marítimo: SOLAS (Seguridad de la Vida en el Mar), MARPOL (Convenio Internacional para Prevenir la Contaminación por los Buques) y STCW (Convenio Internacional sobre Normas de Formación para la Gente de Mar).

Fase 3: Rutas y planes de futuro

En la actualidad, el velero de carga de Grain de Sail realiza travesías desde Francia a EEUU -a donde tarda entre 3 y 5 semanas en llegar- y de ahí a América Latina para recoger su cacao y café verde. El viaje de vuelta a Saint-Malo, su puerto de origen, dura otras 3 o 5 semanas.

En cuanto a los planes de futuro, los gemelos Barreau se plantean construir un segundo velero de carga con capacidad de carga 10 veces mayor que su primera embarcación. Bautizado con el nombre de Grain de Sail II, tendrá 50 metros de eslora y podrá transportar 350 toneladas. Según Loys Leclercq, el arquitecto naval del nuevo barco, se trata de un proyecto un "un poco utópico".

Asimismo, son conscientes de que a su compañía todavía le queda un largo camino por recorrer para ser totalmente ecológica. Por el momento, han instalado paneles solares en el tejado de su nueva fábrica en Morlaix para generar el 40% de la electricidad, aislamiento de última generación y una bomba que capta el calor residual de una de las máquinas que producen chocolate.