Transportes y Turismo
Así es el Airlander 10, el 'dirigible' que Air Nostrum quiere usar para vuelos por España
Enrique Boyero, Javier Barriocanal
Air Nostrum, la empresa con sede en Valencia y filial de Iberia, ha llegado a un acuerdo con HAV (Hybrid Air Vehicles) para realizar vuelos nacionales usando el Airlander 10.
La aerolínea ha reservado 10 ejemplares, con capacidad para unas cien personas cada uno, con la idea de empezar a operar con ellos en 2026 y cubrir rutas regionales.
La aeronave en cuestión tiene una capacidad de carga de unas 10 toneladas y puede transportar unos 100 pasajeros. Su velocidad de crucero es baja, de unos 150 km/h. Pero a cambio tiene varias ventajas, como su capacidad de despegue y aterrizaje en espacios reducidos por lo que no necesita aeropuerto.
El Airlander 10 comenzó como un proyecto del ejército de EEUU, bajo la denominación HAV 304, para el programa de vehículos de inteligencia múltiple de larga duración (LEMV). Su vuelo inaugural tuvo lugar en 2012 en Lakehurst, Nueva Jersey.
En 2013, el proyecto LEMV fue cancelado y posteriormente adquirido por la británica HAV que la llevó al aeródromo de Cardington, en Inglaterra. Rebautizado como Airlander 10 fue modificado y ensamblado para uso civil. Después de varios ensayos consiguieron la certificación para comenzar su producción en serie a principios de 2019.
La compañía planea iniciar la fabricación en la región de Yorkshire, Inglaterra y esperan crear 1.800 puestos de trabajo a medida que aumenten el interés por este tipo de aeronaves.
No es un dirigible
Aunque su parecido es innegable no es un dirigible. Compuesto por un globo ovoide de helio con alas auxiliares y superficies de cola, vuela utilizando sustentación tanto aerostática como aerodinámica (sustentación híbrida) y está propulsado por cuatro hélices impulsadas por motores diésel.
Con una longitud de 92 metros, 43,5 de envergadura y una altura de 26, el Airlander 10 es la aeronave híbrida más grande del mundo. Además, al ser el helio un gas inerte, es imposible que se incendie como ocurrió con el famoso Hindenburg.
El ingenio consigue que las emisiones de CO2 por pasajero sean de unos 4,5 kg. Comparados con los 53 kg de los aviones tradicionales supone una reducción de un 90%.
Sus emisiones tan bajas y el no requerir de un aeropuerto para despegar y aterrizar son las mejores bazas que tiene la aeronave. El discurso europeo está centrado en reducir las emisiones de cara a 2050 y en encarecer de un modo u otro los billetes de avión (encareciendo los derechos de emisión que las aerolíneas están obligadas a comprar) lo que deja las puertas abiertas a iniciativas verdes como esta.