Telecomunicaciones y tecnología
La española Telefónica, vencedora de las batallas con el magnate Slim
La batalla de América Móvil y Telefónica abierta por Carlos Slim es el enésimo enfrentamiento entre ambas operadoras en los últimos años. Sonados han sido las luchas mantenidas con el único propósito de ganar cuota de mercado y, por tanto, ingresos en las áreas en las que operan.
Hasta ahora el territorio de actuación ha venido motivado por el negocio en América Latina. Entre las dos compañías se reparten buena parte del pastel de la telefonía fija y móvil, además de las televisiones de pago. Una y otra dominan el sector de las telecos y son líderes absoluta en los principales países de la región.
El escenario ha cambiado. Se ha traslado a la Vieja Europa ante la falta de oportunidades claras en el continente americano para expandir su influencia.
A lo largo del historial de batallas ha habido de todo: opas y contraopas, presiones a las autoridades, denuncias ante los reguladores y los tribunales, guerras diplomáticas y, por su puesto, derrotas y victorias.
Pero su relación no sólo ha sido de odio. También ha habido amor. En muchas ocasiones han participado en concursos para ganar frecuencias de telefonía con el fin de reducir el coste y conseguir una mayor rentabilidad. En otros casos comparten antenas para que la actividad sea más barata.
Mercado carioca
En las pugnas más significativas y duraderas ha habido un denominador común: Brasil. El mercado carioca es uno de los mayores del mundo, en una economía en desarrollo y con un amplio potencial de crecimiento futuro. Alí las victorias han caído del lado español. El presidente de Telefónica, César Alierta, ha podido terminar reforzando la posición de Telefónica, a pesar de los golpes dados por su contrincante Carlos Slim, el hombre más rico del planeta y el más influyente de toda Latinoamérica.
Tras más seis años de duros enfrentamientos, la operadora de nuestro país zanjó la pelea. Se hizo con la totalidad de la empresa de móvil Vivo. Slim hizo todo lo posible para paralizar la toma de control por parte de la española. No lo consiguió, pero Telefónica tuvo que emplearse a fondo y disponer de más recursos para lograr sus objetivos.
Se vio obligado a pagar más de 7.500 millones en el año 2010 para adquirir el 50 por ciento del capital de la brasileña a Portugal Telecom. El magnate mexicano, propietario de América Móvil y de Claro, estuvo a punto de dar al traste con la operación. Intentó hacerse con Vivo e, incluso, con el grupo portugués. Fracasó.
Vapuleado también salió el empresario latinoamericano años antes, cuando en 2007 pretendió hacerse con un paquete significativo de Telecom Italia. Esta compañía era fundamental, porque contaba por entonces con uno de los tres gigantes de la telecomunicaciones de Brasil, TIM, una de las piezas más codiciadas del mexicano.
Se unió a la multinacional estadounidense AT&T. Con la ayuda del Gobierno italiano, que no estaba dispuesto a ceder la compañía y veía un peligro la presencia de Slim, Telefónica contraatacó, tomó el 10 por ciento de la firma transalpina y bloqueó las aspiraciones de América Móvil en el mercado brasileño. La batalla le pudo costar más de un disgusto a Italia, ya que hubo serias protestas diplomáticas por parte de las autoridades estadounidenses y la Comisión Europea le amenazó con abrir un expediente por obstaculización de la inversión de Slim.
La última conquista
De manera más sigilosa, pero no por ello menos importante, Telefónica ha conseguido recientemente uno de sus objetivos más deseados.
Nada tiene que ver con Brasil. En esta ocasión el escenario es México. A finales de abril de este año, el Senado del país azteca retiraba los privilegios monopolísticos de Slim, al poner en marcha una reforma de liberalización del sector, que incluye el mundo televisivo.
Más allá de las cuestiones pecuniarias -muy importante-, Telefónica ganaba en el territorio del magnate. Una victoria que, por lo tanto, tenía también un tinte más que simbólico. Con la reforma, Telefónica podrá expandirse por México, donde Slim controla más de 70 por ciento del negocio de las telecomunicaciones y es el germen de su imperio.
Durante años, Alierta intentó que el Gobierno mexicano abriera al mercado. Ante un fracaso tras otros, Telefónica terminó por judicializar el asunto. En 2012 interpuso una demanda de arbitraje de 1.000 millones contra el Estado de México en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI).
La tensión entre las dos operadoras ha llevado a Isidro Fainé, presidente de La Caixa, a entablar conversaciones para sellar la paz y zanjar todo tipo de polémicas. Todas han sido infructuosas. Fainé es vicepresidente de Telefónica por el 5 por ciento que posee la entidad en el capital y mantiene una relación excelente con Slim debido a la alianza entre la caja e Inbursa, propiedad del mexicano.