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Escenario aún difícil para la banca



    El contexto económico continúa siendo complicado para la banca española, pese a sus buenas calificaciones obtenidas en las pruebas de resistencia del BCE el pasado octubre y a las mejores perspectivas macroeconómicas. Las muy altas exigencias de provisiones han hecho que, en los últimos años, las entidades tuvieran que restringir el crédito, su principal negocio, y solamente encontraran mejoras de márgenes en la menguante retribución de los depósitos a sus clientes, gracias al continuado descenso de los tipos de interés.

     Esa vía se encuentra prácticamente agotada, una vez alcanzados rendimientos pírricos del 1,5% y los bancos se tienen que lanzar a una guerra para volver a prestar dinero que está derrumbando el interés al que conceden la financiación. En el caso del crédito a pymes, el tipo medio se situó en el 4,39% en noviembre pasado. Hay que remontarse a 2010 para encontrar un gravamen comparable (4,27 puntos porcentuales). Incluso en la concesión de hipotecas, también existe una contienda abierta y el interés se encuentra en 2,86%, frente al 2,39% de hace cuatro años.

    Estas cifras demuestran cuán lejos se encuentra todavía la normalización y hasta qué punto es necesario echar mano de casi todos los recursos al alcance para captar el todavía escaso porcentaje de demanda de financiación que puede considerarse solvente en España, con pocos visos de cambiar en el corto plazo, debido al aún alto nivel de desempleo y a la creación de puestos de trabajo todavía de escasa calidad. El cambio de ese escenario no es una cuestión de habilidad de gestor financiero. Dependerá de que la recuperación se asiente sobre cimientos suficientemente firmes.