Sanidad
Los perros adiestrados triunfan con sus 'test rápidos' de Covid-19 en los aeropuertos
- Los sabuesos aprecian el olor de la enfermedad en pocos segundos
- Ya trabajan en Australia, Helsinki, Emiratos Árabes, Chile, Argentina, Brasil y Bélgica
- Sus cualidades ya se utilizaban para detectar células cancerígenas en la orina de pacientes
Antonio Lorenzo
Los grandes aeropuertos del mundo comienzan a ayudarse de perros adiestrados para detectar posibles infectados de Covid-19 en cuestión de segundos y con una fiabilidad casi absoluta. A falta de test instantáneos y eficientes para detectar personas contagiadas por coronavirus, el olfato de los sabuesos se está convirtiendo en un recurso de asombrosa eficacia. Australia, Finlandia, Emiratos Árabes, Chile, Argentina, Brasil y Bélgica son algunas de los países que aprovechan las capacidades de estos animales para evitar la expansión de la pandemia. La operativa es sencilla. En cuanto un animal aprecia un presunto positivo, los vigilantes invitan al viajero a que se someta a un prueba voluntaria, además de la toma de temperatura y otros protocolos similares. El gran problema de este novedoso remedio de detección reside en la necesidad de adiestramiento específico, que puede acarrear entre seis y ocho semanas de entrenamiento profesional.
Mientras que una persona normal sería incapaz de detectar si su café está azucarado solo por el olfato, la mayoría de los perros podría percibiría el aroma de dos cucharillas de azúcar disueltas en casi cuatro millones de litros de agua, unas dos piscinas olímpicas. Mientras que las narices humanas tienen seis millones de puntos receptores olfativos, los de los perros superan los 300 millones. Además, los genes de los cánidos están perfectamente educados desarrollados durante millones de años para codificar decenas de miles de olores distintos, frente a las casi anosmia de los hombres. Ya se conoce las habilidades de los canes para la lucha contra la droga o para rescatar personas sepultadas por una avalancha de nieve o bajo los escombros tras un terremoto.
También se utilizan como detectores de mentiras al sentir el incremento del flujo sanguíneo ante una pregunta incómoda. Las prestaciones en el ámbito sanitario también son muy valoradas, ya que los mejores amigos del hombre reconocen el olor de la infección, así como la diabetes o la esquizofrenia. No necesitan un escáner para señalar la existencia de tejidos cancerígenos en muestras de orina o en tubos de ensayo con aire del paciente. Un experimento realizado entre personas con melanomas y otras completamente sanas, un solo perro adiestrado solo falló en 14 casos de un total de 1.272.
En el caso del coronavirus, las criaturas con hocico solo necesitan olisquear a las personas para averiguar si existen sustancias químicas sospechosas del nuevo SARS-CoV-2. El aliento, una axila, los genitales, la enorme extensión de la piel y glándulas están pregonando continuamente información para aquellos seres capaces de apreciarlo. El simple movimiento deja el aire impregnado de células epiteliales. Una mínima partícula de sudor parece suficiente para activar la señal de alarma, tanto en los sintomáticos como en los asintomáticos. Los bulbos olfatorios ocupan la octava parte de la masa cerebral de los perros, lo que les ayuda a apreciar el aroma diferente de cada pétalo de cualquier flor, por ejemplo.
El hombre no huele el azúcar en una taza con café y un perro detecta el aroma de solo dos cucharaditas disueltas en dos piscinas olímpicas
Asimismo, los perros son capaces de oler el tiempo y así, en función de la intensidad de los aromas, seguir el rastro de cualquier persona, apreciando las diferencias en los aromas con el paso de los días. También huelen el miedo o la ansiedad por medio de las feromonas que desprenden las personas recelosas de estos mamíferos peludos. Asimismo, los estímulos se multiplican desde el momento en el que sus filadas narices pueden respirar y oler de forma independiente, además de inhalar y exhalar cinco o seis veces por segundo.
Razas superdotadas
Entre las razas superdotadas en estas tareas sobresalen los basset hound, herederos del perro de San Humberto, patrón de los cazadores. Mientras que la totalidad de los seres de su especie evitan la puerta del veterinario, el sabueso de grandes orejas apenas necesita activar sus cavernas olfativas para ver con su hocico detalles imperceptibles para el resto de los animales de la creación. Y algo parecido sucede con los pointer o los German Shorthaired. Los perdigueros, bracos, tan rentables cuando se utilizan para encontrar trufas por el bosque, también se codean con el resto de los superdotados olfativos, entre ellos también los podencos, labradores, cocker spaniel, caniches, los Bracke alemán y los Labradoodle, entre otros.