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Esto es lo que significa que una persona prefiera no hablar para evitar conflictos, según la psicología
- Crecer en ambientes con violencia o el miedo a perder el control podrían ser algunas de las causas
elEconomista.es
Las discusiones, los conflictos o las conversaciones incómodas entre las personas son algo muy habitual al vivir en sociedad, puesto que existe una gran diversidad de opiniones de todo tipo, algo que puede llegar a reforzar los diálogos y las relaciones entre las personas. Si bien, hay un grupo de personas que tienden a evitar la confrontación y para ello optan por callar o no expresar sus opiniones.
En estos casos se trata de personas con un gran temor a los conflictos, algo que les genera una gran ansiedad. No obstante, este tipo de conductas pueden llegar a perjudicar el bienestar emocional y las relaciones interpersonales. El motivo principal de esto lo explica el psicólogo Mario Arzuza, el cual radica básicamente en que se trata de personas poco conflictivas y que valoran profundamente la paz, la armonía y la estabilidad emocional, según recoge Infobae.
Otras causas
Asimismo, también las experiencias negativas podrían estar detrás de esto, por ejemplo, haber crecido en entornos violentos o haber pasado fuertes rupturas emocionales pueden hacer que en etapas adultas se desarrollen este tipo de mecanismos de evitación para protegerse de nuevos daños.
La otra de las posibles causas detrás de la evitación de estos conflictos es el miedo a perder el control de las consecuencias que pueda tener este, como decir algo de lo que luego se arrepientan, herir a algún ser querido o dañar una relación importante. En el caso de las personas con fobia social o gran inseguridad, la posibilidad de ser juzgados durante una discusión eleva aún más el motivo de la evitación.
En general, tal y como explica el experto, las personas que evitan este tipo de situaciones suelen tener una serie de patrones comunes, como:
- Evitan expresar sus opiniones.
- Ceden ante los demás fácilmente.
- Muestran inseguridades y baja autoestima.
Las consecuencias
En el largo plazo, este tipo de actitudes pueden dar lugar a frustración, agotamiento emocional, pérdida de identidad e, incluso, problemas físicos derivados de somatizar ciertas emociones, tales como dolores musculares, trastornos digestivos o fatiga crónica.
Por este motivo, los expertos recomiendan desarrollar ciertas habilidades como identificar los pensamientos irracionales que llevan a este miedo, practicar la comunicación asertiva y aprender a tolerar la incomodidad, por ejemplo a través de herramientas de meditación, control de la respiración o técnicas de relajación. Si se considera que esto supone un gran impedimento para la vida diaria, lo más recomendable es consultar con un profesional.